22
La mano que alimenta es la mano que muerde.
La mano que enseña es la mano que esconde.
La mano que educa es la mano que ordena.
La mano que guía es la mano que aterra.
La mano del padre es la mano que golpea.
La mano de la madre es la mano que olvida.
La mano del hijo es la mano que no perdona.
La mano que desaparece es la mano que ilumina.
La mano que no existe es la mano que condena.
Las manchas de sangre duran poco sobre una camisa blanca.
Las manchas de sangre duran para siempre sobre un alma blanca.
23
Vivir en México sin estar en México,
disfrutar del viaje sin haberlo emprendido.
No hay billete de vuelta en la vida,
no hay devolución en el tranvía.
24
El viento gélido me destroza en mil pedazos,
podemos vivir rotos otra eternidad,
si logramos que el tiempo se pare,
durante el mediodía.
25
Pasaron los meses en aquel barco oxidado, no era el barco de mi infancia, ni mucho menos,
no era un barco de papel ni de vapor, no era un barco que navegara por mis sueños,
era un simple peldaño en la escalera.
26
Hay miles de maneras de romper la ley dentro de un callejón oscuro,
pero la nuestra fue quebrar las fuertes cadenas de la distancia.
27
Envidio a aquellos que yacen bajo las tumbas, sobre la cómoda tierra,
el silencio debe ser pleno, los tormentos cero y la compañía justa.