El color naranja me recuerda a todas esas mandarinas que me he zampado cuando estaba resfriado, a la naranja mecánica, al mal gusto, a los zumos, al Jorobado de Notre Dame, a lo psicodélico, a la camisa que me prestaron ayer, al videoclub que iba de pequeño, a los melocotones, a las niñas repelentes, al pijama de mi abuela, a las tardes de verano, a los calipos, al baloncesto, a las fiestas, a las pasadas kilométricas de la Jessy, a Homo Zapping, a Belén Esteban, a Winnie the Zúh Pooh, a Barrio Sésamo, a los garabatos, al lápiz de color que nunca usaba, a las bombonas de butano y a la butanofobia.
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