De Oomph! he aprendido que la primera vez siempre duele, pero que la
última duele más, que el sexo no es suficiente, que Dios es una
estrella del pop, que la verdadera belleza es dolorosa, que el odio es
dulce, que siempre se juzga cuando no se puede perdonar, que el dedo
en la garganta hace vomitar, que sólo aguantamos hasta que el espejo
se rompe, que los animales no necesitan un dios y que todos mis amigos
son juguetes rotos.
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