Esto tiene sus años ya, y aquellos que más han intimado conmigo conocen la historia, pero mi nombre original y/o pionero, siempre fue Daniel. Es una historia que me contó mi madre a mi temprana edad y que ahora, comparto aquí.
Mi madre se quedó embarazada, así que desgraciadamente, yo iba en camino en nueve meses y ya nada podía impedirlo, por lo que debería agradecerles a mis padres que no me convirtiese en un aborto. Durante esos nueve meses, yo ya tenía nombre, no había nacido, pero existía, me encontraba en un vientre materno, como el nombre de la etiqueta de esta entrada, tenía vida, y en los deseos de quienes ansiaban y esperaban mi nacimiento, yo era Daniel, era mi nombre elegido, el ideal, las cosas que llevara puesta estarían cosidas con ese nombre, todos preguntaban por ese nombre.
28 de diciembre, nueve meses después, mi madre se encontraba en el hospital, tras muchas horas, el parto no cesaba, había problemas, antes y después de dar a luz, problemas respiratorios, a un hilo entre la vida y la muerte, a simples segundos de tener una vida cortísima, mis pulmones no soplaban a mi favor. Ella, impotente, sin poder hacer nada, prometió para sus adentros, que le cambiaba el nombre al niño y rezaba por ello, a cambio de que saliese con vida del hospital.
Mi nombre se evaporó y otro nuevo me llovió, nombre el cual ya sabemos y que desde que nací se transformó en el que hoy en día es, Zúh.
No hay comentarios:
Publicar un comentario