Más información ajena y externa, desde los labios de mi madre y fotos antiguas, ya que sólo tenía un año, y en ese momento no tenía constancia que unos 18 años después iba a escribir sobre todo aquello que hacía, que podía haberlo hecho, ya que siempre fui un chico caótico que tenía predicciones y premoniciones.
Fue un año de desarrollo, ya había hablado de mis características y algunas de mis habilidades primarias, pues bien, era hora de ponerlas en práctica. En ese año se podría decir que ya sabía hablar, cantar, bailar, correr y leer perfectamente, ya que con libros y numerosos atlas y guías, después de aprender el abecedario por mi propia cuenta, el siguiente paso era saber relacionar cada palabra y enlazarlas, con la ayuda de mi oído y Barrio Sésamo. La escritura vino algo más tarde, pero también en ese mismo año. Cuando mi padre encontró trabajo de camarero en un hotel de la cadena Iberostar, nos mudamos a un piso de Carabina, un barrio de tercera clase y como aquí dirían, "chungo" y "bajuno", pero el piso era genial, grande y espacioso, ideal para comenzar una nueva vida.
Ese mismo año nacieron dos personas que serían muy importantes e influyentes en mi posterior vida: mi prima paterna Sandra y la hija de uno de los amigos de mis padres de San Fernando, Anabel. Uno de los viajes que recuerdo de ese año fue a Zahara de la Sierra con mis padres y los amigos de San Fernando (eran muchísimos, un gran grupo), del cual hay muchas fotos y al parecer me lo pasé genial, pero desde entonces no he vuelto a ir allí. No asistí a Carnaval ese año pero sí que me vistieron de gitano en feria, menos mal que aún no era consciente de mis actos.
Los muebles de las habitaciones y del salón fueron rescatados de la anterior casa, pero los de la cocina eran nuevos, color salmón, a mí siempre me parecieron feos. Mi cuarto estaba al fondo del pasillo, y los muebles que tenía aún los conservo, los más viejos y deteriorados de todos. Además, justo a la derecha tenía un cuarto de juegos para mí solo, dos habitaciones para un solo niño, todo un sueño americano.
Aún no tenía amigos muy cercanos, ya que era muy pequeño, sé que me llevaba bien con algunos del bloque o del barrio que se llamaban Alex, Paquito y Alexis, además de Luisa, una niña que cerraba su cuarto cada vez que yo iba para que no le quitase sus juguetes, como si me interesasen a mí sus muñecas de mercadillo. Todos los vecinos del bloque estuvieron desde que llegamos nosotros hasta que nos fuimos de allí. Sólo había una casa vacía a la derecha de la que estaba frente a la nuestra, que por añadir información ahí vivía una mujer que se llamaba Rita, recordad el nombre para los años siguientes. Tuve mi primera mascota, que fue una tortuga, de estas que no crecen mucho. Creo que se llamaba Mariana, si mis padres no se acuerdan imaginad yo. Mi padre se compró un coche rojo, el primero de su vida, pero lo recuerdo poco.
Era un niño aún muy nervioso, hiperactivo e inquieto, además de cabezota e insistente, si quería algo o creía que lo merecía, buscaba la forma de conseguirlo, y si no lo recibía, lo robaba, así sin más. Tenía pocos dientes, era un mellado, no iba a la guardería aún, mis padres prefirieron que me educase los primeros años en casa y ya iría más tarde. Mis dibujos favoritos eran Barrio Sésamo y El Chavo del 8. También era un apasionado de los VHS, pero todavía no tenía muchas películas, mi inmersión en el mundo Disney estaba por llegar. Era un niño muy fotografiado, siempre el objetivo de todo tipo de cámara y de todas las marcas, incluso me llevaban a estudios de fotografía para que me hiciesen reportajes. Mi madre empezaba a modernizarse y a cambiar de look cada cierto tiempo mientras mi padre estaba muy ausente en mi vida, ya que hacía vida en la casa mientras yo la hacía en mis sueños más profundos. Me llevaban demasiado a la peluquería. La tata era la persona de mi familia que más cosas y juegos me enseñaba, cosa que me ayudó a aprender y conocer el entorno con bastante rapidez. Mi madre no hizo muchas amistades con la gente del bloque ya que yo era aún pequeño y necesitaba atención, pero sí podría decir que con quien mejor se llevaba era con la madre de Luisa, ni idea de su nombre.
Ya tenía pediatra asignado, el cual se llamaba Ocaña, tengo recuerdos muy nublados de mi bisabuelo y aunque lo vea en las fotos y sé que lo conocí, es como si sólo hubiese estado presente mi bisabuela y no él, creo que en toda mi vida he tenido bastante ausencia masculina por parte de familiares. También recuerdo que había una chica que aparece en muchas de mis fotos de pequeño, muchas de ellas de las numerosas excursiones que hacíamos al pinar, chica a la que yo siempre la he llamado "la chica misteriosa", por no saber quién era ni nada, hasta que mi madre me desveló que era una prima de Isabel (la madre de Anabel de San Fernando).
El campo de mi abuelo estaba siendo reformado, y la disposición de las habitaciones era bastante diferente a la actual. Esto lo sé porque hay un vídeo VHS del campo, en el que se puede observar también que me encantaba montarme en la carreta y que me llevasen a sitios montado en ella, no he perdido la afición por ser copiloto y viajar con alguien que me enseñe cosas.
Era un aficionado a comer yogures, unos dos o tres al día, sin embargo, odiaba el hígado de pollo o la comida que contuviera mucha carne, también prefería la fruta mil veces antes que la verdura. Me encantaban los insectos y bailar, creo que eran mis mayores aficiones además de jugar, dibujar y escribir en mi pupitre y los tente.
Creo que sólo conservo un zapato pequeño de ese año y un vídeo de mi segundo cumpleaños, en el que salen niños del bloque y yo comiendo chuches en vez de tarta, cosa curiosa, ya que en la actualidad prefiero una bolsa de chucherías a cualquier cosa de repostería, mundo gastronómico que me es un poco indiferente y no me entusiasma demasiado.
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