Dentro, humedeces con tu lengua mis labios suculentos.
La lluvia susurra contra el salpicadero
mientras nuestras bocas bailan a ritmo de deseo.
Forjan un mar estos besos lentos,
suaves, que se entrelazan con desenfreno
y con una apetecible pasión que desborda,
hasta el más inmenso de los océanos.
El agua nos empapa, por fuera y por dentro.
Cayendo del cielo.
Llenándonos, en cada beso.
mientras nuestras bocas bailan a ritmo de deseo.
Forjan un mar estos besos lentos,
suaves, que se entrelazan con desenfreno
y con una apetecible pasión que desborda,
hasta el más inmenso de los océanos.
El agua nos empapa, por fuera y por dentro.
Cayendo del cielo.
Llenándonos, en cada beso.
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