Celeste es un color esponjoso, humilde, suave y en el que puedes confiar, el color más tímido y el más dulce. Es el color del cielo, de las gominolas, de las sonrisas y de los bebés varones, de lo mágico, de la fantasía, las ilusiones y del positivismo. Es el color de la claridad, de la brisa, del algodón, el azúcar y los vestidos de damas de honor. Es un color que recuerda a las miradas felinas, a los ojos claros, a lo frágil y temeroso, es un color raro de ojos y un color típico en las paredes de habitación, además, es el color de los patitos, el nombre de una amiga enamorada de mi oreja, de los libros de fábulas y de la camiseta de Mickey.
Celeste es el color sobre el que he escrito cuando ha vuelto el sol y se han ido las nubes, simple y llanamente el hermano menor del azul.
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