¿Nunca os habéis parado a pensar en lo semejantes que llegan a ser el juego del 3 en raya y la vida en sí? Os pongo en situación. Todos sabemos ya cómo funciona el 3 en raya, ¿no? El objetivo es conseguir una línea de 3 fichas ya sea perpendicular, horizontal o diagonal. ¿Qué ocurre si tanto tú como tu oponente realizan los mismos movimientos, ocupando las mismas casillas y frenando las líneas de tu adversario, olvidando por completo el objetivo de ganar? Que el juego se atasca y llegáis a un "Dead end". Nadie pierde, nadie gana. Solo en el momento en el que decides perturbar la armonía correlativa de movimientos paralelos e irrumpir el bucle infinito, te darás cuenta de que en el 3 en raya hay forma de ganar y que el juego puede seguir adelante.
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Ah, sí, estáis esperando a que aplique esta reflexión a la vida real y cotidiana, pues va a ser que no. Por eso lo he llamado filosofía, para que cada uno reflexione y lo aplique a lo que considere oportuno. Coloco ficha.
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