Tengo una pequeña pelota gorda y redonda de distintos materiales; a veces tan arrugada como una bolita de papel, algunas veces blanda como una pelota de goma y otras veces dura como una bola de acero. Estoy seguro de que me estoy enamorando de ella. El amor es una palabra que a todo el mundo le queda muy grande, pero me puedo permitir con seguridad el decir que cada día, con pequeños y cuidados esfuerzos, estoy más cerca de ello. Mi querida pelota suele rodar por sí sola, sin ayuda de nadie, pero a veces, aunque le cueste admitirlo, se vuele tan cuadrada que necesita un empujón para seguir adelante.
Realmente desde aquí no se podrá notar La Luna manchada del color de la sangre hasta las 9 de la mañana, pero ha sido la excusa perfecta para tenerte esta noche aquí sentado a mi lado.
Ik hou van jou.
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