Refrescante, lúcido, sorprendente, apañado, caracolizante, reflexivo, apasionado, contemplativo, pausado, frenético, colifloresco... mi mundo y yo.

Zúhmántico: Se dice de aquella persona, ser o cosa enamorada de la vida, capaz de transformar momentos y situaciones vividas en simples y exiguas palabras y con la habilidad de ver el doble sentido de toda frase, comúnmente conocidos como romanticones.

Actualmente trabajando en esto: Zúh Malheur Bonheur.

Un ser bípedo, gracioso, crítico, osado, amoroso cuando se deja, con un montón de cosas por decir y con un contenido sentido de la austeridad verbal.


6 may 2023

2002 - 2006

Estos años corresponden a mi etapa escolar en el colegio Atlántida, al cual fui tras mudarme por segunda vez. A continuación presenciaremos un batiburrillo de anécdotas y descripciones de cosas que solían gustarme y hacer durante esos años.

Algo que recuerdo muy bien es que durante mi primer año en este colegio, tercero de primaria, empecé a dar por primera vez inglés en clase. Yo ya sabía bastantes cosas porque había jugado a juegos y leído muchas cosas en inglés, pero académicamente era la primera vez. Al principio ciertos alumnos me llevaban ventaja, pero poco a poco logré ser el que más destacaba en esta asignatura durante todos los años próximos. Hice amigos en el colegio, sí, algunos me invitaban a su casa en otoño y se me metían en su piscina sucia para salir de ella lleno de arañas por todo el cuerpo, otros me invitaban constantemente a su casa pero nunca querían venir a la mía, otras me invitaban rutinariamente a su casa para criticar a otros niños. En resumen, me invitaban a muchas casas. Perdí prácticamente el contacto de todos los amigos que hice en el colegio. Hubo profesores que me marcaron, y alguno que otro para mal. El de inglés me motivó a emprender mi camino hacia la enseñanza y endulzó mi amor por la música. El de matemáticas se sentaba en mi pupitre con su culo gordo y me perturbaba un poco. Uno de mis tutores fue profesor de mi padre. La de música tenía un nombre formado con dos notas musicales. Y... bueno, hubo más, un profesor vampiro, un enano y un sugar daddy. Ya... por aquel entonces aún no conocía esta expresión, pero las dudas que me generaban este hombre sí eran reales a mi temprana edad. Uno de los compañeros de clase que me invitaba a su casa, se rompió una pierna durante un curso y apenas salí al recreo ese año para quedarme con él. Solía juntarme con los malotes sin ser yo nada de eso. O sí... pero nadie se daba cuenta.

Fuera del colegio mi mundo era divertido, a veces. La vida en mi casa era un infierno, pero solo a veces. Solía evadirme bastante jugando, escuchando música, dibujando... o saliendo con amigos. Sí, tuve amigos variados y de todos los tipos durante estos años. Amigos con los que jugué a las canicas, otros con los que jugué a videojuegos, principalmente Pokémon y otras amigas con las que robaba chucherías. La vida daba muchas vueltas y yo era un pez que se mareaba muy rápido. Otro de mis amigos fue Pongo, un caniche que adoptamos tras un encuentro fortuito. Era bastante mezquino y una vez me mordió y me dejó una cicatriz que aún a día de hoy sigo teniendo, el mejor tatuaje de todos. Mi nueva casa también era mi amiga, grande, espaciosa, con patio trasero lo suficientemente espacioso para meter una piscina... un paraíso para un niño de aquella edad. No estaba preparado para cambios bruscos, ¿y qué sucedió? Pues que llegó la hora de abandonar el colegio y poner un pie en el instituto. Que alguien me de una biodramina.

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