Refrescante, lúcido, sorprendente, apañado, caracolizante, reflexivo, apasionado, contemplativo, pausado, frenético, colifloresco... mi mundo y yo.

Zúhmántico: Se dice de aquella persona, ser o cosa enamorada de la vida, capaz de transformar momentos y situaciones vividas en simples y exiguas palabras y con la habilidad de ver el doble sentido de toda frase, comúnmente conocidos como romanticones.

Actualmente trabajando en esto: Zúh Malheur Bonheur.

Un ser bípedo, gracioso, crítico, osado, amoroso cuando se deja, con un montón de cosas por decir y con un contenido sentido de la austeridad verbal.


12 may 2020

Horas y horas

A continuación detallaré los 10 videojuegos que más horas me han robado en mi vida y aquellos que a su vez he volcado más dedicación, bien por diversión, por perfeccionar las mecánicas del juego o por simple adicción a la cotidianidad.

NÚMERO 10 - Music 2000 (Playstation 1)


Básicamente podías crear tus propias composiciones musicales y acompañarlas de vídeos musicales (luces tipo reproductor de Windows Media, que para aquel entonces me parecían una pasada). Horas y horas experimentando y componiendo canciones a cada cual más extraña. Lo jugué durante mi infancia, mi típico juego casual que nunca me abandonaba.

NÚMERO 9 - Need for Speed III: Hot Pursuit (Playstation 1)


Vale, quizá no sea el juego de carreras más amplio del mundo. Tenía relativamente pocos circuitos. Pero la dedicación y detallado de cada uno, la personalidad que le daba cada tema musical a cada de uno de estos circuitos, lo alucinantes que me parecían las cinemáticas explicativas donde aprendías detalles sobre el mundo de la conducción y que cada circuito tuviese una presentación detallada del tramo, hizo que se convirtiera en mi juego de carreras favorito durante mi infancia (junto al CTR). Fue mi iniciación en el mundo de los juegos de conducción y le dediqué unos cuantos añitos a perfeccionar mis tiempos. Fue muy gratificante desbloquear el último y mejor coche del juego.

NÚMERO 8 - Mario Kart DS (Nintendo DS)


Sí, otro juego de carreras. Lo siento, son de mi género favorito y de los que más exprimen las capacidades de los videojuegos. Este particularmente fue mi juego de carreras de mi pre-adolescencia, cuando me compré la Nintendo DS en su año de salida. También fue mi primer juego para esta consola. Le dediqué todo el tiempo necesario para completar el juego entero y conseguir récords muy curiosos en los contrarreloj. Desafortunadamente borré la partida en un lapsus accidental, pero no me importa puesto que pienso retomar todos mis logros sobre el asfalto del reino champiñón.

NÚMERO 7 - Nintendogs (Nintendo DS)


Jugué mucho a la Nintendo DS. Muuuuucho. Más incluso que a la Playstation 1. De hecho me he hecho un gran porcentaje de todo el catálogo de juegos importantes de esta consola. Y entre ellos el simulador de perros. Sí, ya tenía perro. Pero en su momento fue toda una revolución y le dediqué muchísimas horas a entrenar a todos mis perros. Tuve pensamientos de vender el juego a los años por tener abandonados y muertos de hambre a mis chuchos. Así que borré la partida pensando que no volvería a jugar nunca más. Pero justo en ese momento me arrepentí y comenzó mi afición por el coleccionismo. Fue un vicio intenso mientras duró. Además de que tenía muchas amigas y algún amigo que también lo jugaba y pasear a los perros juntos era bastante divertido. No es un mal juego al fin y al cabo.

NÚMERO 6 - Los Sims 2 (PC)


Los que hayan estado enganchados a este juego en particular, no al 1 ni al 3 ni 4, al 2, sabrán y entenderán el número de horas de vicio que puede abarcar. Creo que no hace falta explicar mucho. Si le sumamos el contenido descargable que podíamos añadir el cual era casi infinito, pues horas y horas de diversión. Aunque he de admitir que el 90% del tiempo lo dedicaba a crear y construir, el 10% a la vida de los sims.

NÚMERO 5 - Animal Crossing: Wild World (Nintendo DS)


Por supuesto, Animal Crossing iba a entrar en esta lista por la cantidad de horas que le ha robado a mi corazón y la cantidad de bayas que me ha hecho gastar el maldito de Nook. En particular, el Animal Crossing al que le he dedicado más profundidad no ha sido ninguno de los últimos títulos ni el original de GameCube. Este Animal Crossing ocupó un verano entero de mi vida (y las posteriores estaciones, pero ya un pelín más intermitente). Un verano incesante. Me despertaba por la mañana para jugarlo. Comía jugando. Merendaba jugando. Cenaba jugando. Me acostaba muy tarde jugando. Apenas dormía y al día siguiente igual. Conseguí pagar toda mi casa y conseguir todas las fotos de mis vecinos en un verano, que ya es un decir.

NÚMERO 4 - Crash Team Racing Nitro-Fueled (Playstation 4)


No era sorpresa, era esperable. Con este juego ya entramos en las ligas mayores con otro juego de carreras. He jugado a mi pequeña dosis diaria de asfalto desde su salida. Un sin fin de contenido nuevo que Beenox ha ido añadiendo cada mes y lo mejor de todo, de manera gratuita. Este juego es un claro ejemplo del amor por los jugadores y una joya en el mundo actual lleno de dlcs de pago, juegos fragmentados y contenido cortado para venderse posterior al juego. Ganó el primer premio de juego de carreras / deporte. Un premio bien merecido.

NÚMERO 3 - Dragon Ball Z: Budokai Tenkaichi (Playstation 2)


Ni el 1 ni el 3. El 2.  Mi juego de luchas favoritos por antonomasia. Un mapa explorable donde se desarrolla la historia. Una historia fiel y bastante completa a la original. Jugabilidad impecable. Un sistema de obtención de habilidades, objetos y personajes nuevos adictivo. Una banda sonora memorable. Menús variados y modos de juego atractivos. En definitiva, todo lo que un buen videojuego necesita. Tal fue mi adicción que realicé un torneo en el que hice combatir a todos los personajes del juego, todos, la IA contra la IA, en batallas de 2 con eliminatoria directa, para ver quién ganaría. Con solo deciros que el juego cuenta con 129 personajes jugables, haced los cálculos.

NÚMERO 2 - Pokémon Rojo Fuego (Game Boy Advance)


Si hay algo que puede superar todo lo ya mencionado y que me haya podido robar más horas de mi vida y atención... eso es definitivamente Pokémon. Sí, ya había jugado a los dos primeras generaciones (Rojo y Oro en mi caso) pero aún no era lo suficientemente mayor como para apreciar y exprimir todas las posibilidades de este maravilloso mundo. Muchas horas. Muuuuuuuuchas horas. Muchos combates para tener a todo mi equipo al nivel 100 y muchas horas explorando todas las zonas nuevas que añadió este remake. Una pasada de juego. Pero hay otro juego que supera con creces a este...

NÚMERO 1 - Pokémon Diamante (Nintendo DS)


Sí, la cuarta generación. La más innovadora bajo mi punto de vista y la que por fin sentó las bases de lo que son hoy los videojuegos (especialmente el sistema de combates y competitivo). Es mi segunda generación favorita, solo considero la segunda (Oro, Plata y Cristal) ligeramente superior. Pero muy por debajo, apenas unos milímetros, tenemos esta gran generación, la que nos trajo Pokémon Diamante y Perla y posteriormente Pokémon Platino que arregló (aún más) pequeñas cosas de los dos primeros y añadió funciones nuevas. El número de horas jugadas a este juego son insanas, años y años y años. Gracias a este juego he conocido a gente muy importante en mi vida. A día de hoy aún no he completado la pokédex pero aún sigo trabajando lentamente en ella. De entre todos mis juegos, este es mi principal y siempre lo será. Larga vida a Pokémon.

MENCIONES HONORÍFICAS:

- La saga Tekken y Smash: Dos sagas a las que he dedicado mucho tiempo, pero por rachas. No tan concienzudamente como el Budokai Tenkaichi 2.
- Metroid Fusión, Oddworld y Ape Escape: Tres juegos que me he pasado más de 2 o 3 veces en mi vida, y lo volvería a hacer.
- Mi tamagotchi: Descanse en paz, lo siento por no poder limpiarte todas las caquitas.

10 may 2020

Mujer sombría a medianoche

Todas las noches me esperaba. Era puntual. Más que un reloj. Me miraba a pesar de no tener ojos. Me hacía sentir como si mis pies sobresaliesen de la cama. Postrada en la pared. Tan alta. Me hacía sentir pequeño. Y vulnerable. No quería dormir. Quería que me arropasen eternamente. Necesitaba que apagasen la luz y dejase de proyectar su vacua figura. Me asustaba a pesar de no tener existencia. Me aterrorizaba a pesar de no ser nada. Ella siguió allí hasta que la puerta se cerró sobre mis narices. No es cobardía cerrar una puerta. Tampoco es agallas. Es asombroso lo terrorífico que puede llegar a ser una puerta abierta.

Pequeño relato dedicado a la sombra con forma de mujer que reflejaba la puerta de mi habitación con la luz del pasillo cada vez que me iba a dormir.