Refrescante, lúcido, sorprendente, apañado, caracolizante, reflexivo, apasionado, contemplativo, pausado, frenético, colifloresco... mi mundo y yo.

Zúhmántico: Se dice de aquella persona, ser o cosa enamorada de la vida, capaz de transformar momentos y situaciones vividas en simples y exiguas palabras y con la habilidad de ver el doble sentido de toda frase, comúnmente conocidos como romanticones.

Actualmente trabajando en esto: Zúh Malheur Bonheur.

Un ser bípedo, gracioso, crítico, osado, amoroso cuando se deja, con un montón de cosas por decir y con un contenido sentido de la austeridad verbal.


26 ene 2019

101 monedas

Lluviosa y oscura noche que ni reflejada por La Luna era, un misterioso hombre encapuchado estaba en la orilla de la playa mirando hacia el horizonte. El misterioso encapuchado sacó una oscura y extraña caja que hacía ruido al agitarla y, acto seguido, la arrojó al mar cuidadosamente.

Aproximadamente un año después de estos sucesos, la caja llegó a la orilla del otro lado del mar. Una anciana que paseaba por allí se percató y fue a recogerla, llevándola a su humilde casa a pie de playa. Tras unas horas intentando romper o abrir la caja, se dio cuenta de que era técnicamente imposible, por lo que fue a pedir ayuda a alguien. Cuando iba por la calle, la pobre anciana vio a un niño que estaba a punto de ser atropellado por un coche y lo apartó de la carretera. Al instante de ayudar al niño, la caja expulsó una moneda de gran valor; esto hizo a la anciana recordar una leyenda que le contaron de pequeña sobre la caja de la buena fe que regalaba monedas a aquellos que cometían actos de buena bondad.

La anciana decidió continuar haciendo buenos actos para reunir suficiente dinero para salir de la pobreza. Justo tres meses después, cuando la anciana estaba dispuesta a comprar una vivienda digna con las 101 monedas que había reunido, alguien llamó a la puerta; era el hombre encapuchado que arrojó la caja. Éste, atizó fuertemente a la pobre anciana y la dejó inconsciente en el suelo, luego, agarró la caja y las monedas y se fue dando un fuerte portazo.

El hombre era muy rico, pero estaba completamente solo y tenía tanta maldad interior y poca bondad que le impedía realizar buenas actos de corazón, por lo que él no podía hacer salir nada de la caja. Asimismo, esa misma noche volvió a llover y el hombre arrojó de nuevo la caja de la buena fe con la esperanza de volver a aprovecharse de otra pobre alma

2004