por una sonrisa, un cielo;
por un queso... yo no sé
qué te diera por un queso.
♦ Refrescante, lúcido, sorprendente, apañado, caracolizante, reflexivo, apasionado, contemplativo, pausado, frenético, colifloresco... mi mundo y yo.
♣ Zúhmántico: Se dice de aquella persona, ser o cosa enamorada de la vida, capaz de transformar momentos y situaciones vividas en simples y exiguas palabras y con la habilidad de ver el doble sentido de toda frase, comúnmente conocidos como romanticones.
♥ Actualmente trabajando en esto: Zúh Malheur Bonheur.
♠ Un ser bípedo, gracioso, crítico, osado, amoroso cuando se deja, con un montón de cosas por decir y con un contenido sentido de la austeridad verbal.
El pingüino buscó y escaló la montaña helada más alta de todas para saltar y sentir que por un momento, podía volar.
¿Mi época adulta? No sabría decirte, a medida que me iba haciendo más y más mayor se me iba diluyendo el concepto de la adultez. Una relación estable, unas amistades que poco a poco se iban distanciando, casando o teniendo hijos, un mundo que gira demasiado rápido y no te da oportunidad para parar u poco y beber un vasito de agua.
En 2018 me fui a Sanlúcar de Barrameda tras volver de viaje a Ámsterdam (no, no fumé nada), bueno, nos fuimos, a trabajar en Doñana y cambiar radicalmente nuestra rutina diaria. Fue una experiencia dura, pero me enseñó mucho, aunque no la volvería a repetir, mi cuerpo no estaba hecho para aguantar ciertas personas. Para el cansancio físico sí, para el mental no. Ese mismo año creé una comunidad virtual de amigos porque las amistades de la vida real me resultaban complicadas y sabía que había personas por ahí que agradecerían un huequito digital donde poder socializar un poco.
El año 2019 vino como una continuación directa del anterior (evidentemente, ¿no?). Dejamos el trabajo en Doñana en plena temporada alta y comencé a trabajar, por fin, como profesor de inglés en una academia. Fue un año de reajustar todo lo perdido y de darle vueltas a muchas tuercas, pero de momento la cosa fluía bien. Volver a casa de mis padres tras haber sido un ser totalmente independiente fue lo peor de ese año, pero sabía que iba a ser temporal, o eso creía...
La pandemia de 2020 me golpeó duro. Me aisló de todo, me dejó vulnerable donde no quería estar y convirtió mi rutina en una espiral monocromática. Mi vida consistió en preparar clases online, darlas, sufrir muchas caídas de internet, terminar, volver a casa, regar las plantas en Animal Crossing y volver a repetir. Ese mismo año, tras el verano, volví a mudarme y tener casa propia, todo un respiro.
2021 y 2022 fueron dos años llenos de sorpresas buenas y malas por partes iguales. Dos años en los que comencé a descubrirme a mí mismo, a quitarme las máscaras que se me habían atorado en la piel y a ver la vida desde una posición fija; tumbado desde la cama mientras unos brazos invisibles me han impedido, hasta día de hoy, poder levantarme y... vivir.
El año antes de comenzar la aventura de este blog fue como un edificio en ruinas. Me convertí en escombros de piedras buscando la manera de recomponerse. Tenía el corazón roto, pero también el alma y las ganas de seguir siendo la persona que me había tocado. Necesitaba una vía de escape, necesitaba plasmar todo ese sufrimiento de alguna forma. Así nació 'El planeta huérfano'. Un proyecto de miniserie que nunca logré llevar a cabo pero que sirvió como precedente para separar todo lo que había vivido hasta entonces y todo lo que me quedaba por vivir en dos mitades y continuar con mi vida con una herida descosida.
Educación secundaria obligatoria. O lo que es lo mismo... el infierno dentro del infierno. Sobreviví, pero también vi muchas vidas desperdiciadas pasando por mi lado. Hice algún que otro amigo y amiga, sí, algunos más duraderos que los del colegio, pero para mí era una mitad de la ruleta de la tortura. La otra mitad era mi casa, pero como dije en el anterior texto, solo a veces. También hubo profesores que me marcaron, y que a día de hoy sigo
Durante esta etapa afiancé mi amor por la música, especialmente por el rock y el metal, dos géneros que me acompañaron de la manita durante mi transformación hacia una persona adulta. También comencé a amar la fotografía, aunque esto vendría un poco más adelante. Mi mejor amigo era David, un chico que vino de Portugal a España y venía a mi casa la misma cantidad de veces que yo a la suya, gracias a ese equilibrio seguimos siendo mejores amigos hoy en día.
Creedme, fue una etapa dura y en ocasiones ridícula, así que ello combinado con mi aparente y creciente amnesia, forman el cóctel ideal llamado 'voy a dejar de escribir sobre estos años'.
Estos años corresponden a mi etapa escolar en el colegio Atlántida, al cual fui tras mudarme por segunda vez. A continuación presenciaremos un batiburrillo de anécdotas y descripciones de cosas que solían gustarme y hacer durante esos años.
Algo que recuerdo muy bien es que durante mi primer año en este colegio, tercero de primaria, empecé a dar por primera vez inglés en clase. Yo ya sabía bastantes cosas porque había jugado a juegos y leído muchas cosas en inglés, pero académicamente era la primera vez. Al principio ciertos alumnos me llevaban ventaja, pero poco a poco logré ser el que más destacaba en esta asignatura durante todos los años próximos. Hice amigos en el colegio, sí, algunos me invitaban a su casa en otoño y se me metían en su piscina sucia para salir de ella lleno de arañas por todo el cuerpo, otros me invitaban constantemente a su casa pero nunca querían venir a la mía, otras me invitaban rutinariamente a su casa para criticar a otros niños. En resumen, me invitaban a muchas casas. Perdí prácticamente el contacto de todos los amigos que hice en el colegio. Hubo profesores que me marcaron, y alguno que otro para mal. El de inglés me motivó a emprender mi camino hacia la enseñanza y endulzó mi amor por la música. El de matemáticas se sentaba en mi pupitre con su culo gordo y me perturbaba un poco. Uno de mis tutores fue profesor de mi padre. La de música tenía un nombre formado con dos notas musicales. Y... bueno, hubo más, un profesor vampiro, un enano y un sugar daddy. Ya... por aquel entonces aún no conocía esta expresión, pero las dudas que me generaban este hombre sí eran reales a mi temprana edad. Uno de los compañeros de clase que me invitaba a su casa, se rompió una pierna durante un curso y apenas salí al recreo ese año para quedarme con él. Solía juntarme con los malotes sin ser yo nada de eso. O sí... pero nadie se daba cuenta.
Fuera del colegio mi mundo era divertido, a veces. La vida en mi casa era un infierno, pero solo a veces. Solía evadirme bastante jugando, escuchando música, dibujando... o saliendo con amigos. Sí, tuve amigos variados y de todos los tipos durante estos años. Amigos con los que jugué a las canicas, otros con los que jugué a videojuegos, principalmente Pokémon y otras amigas con las que robaba chucherías. La vida daba muchas vueltas y yo era un pez que se mareaba muy rápido. Otro de mis amigos fue Pongo, un caniche que adoptamos tras un encuentro fortuito. Era bastante mezquino y una vez me mordió y me dejó una cicatriz que aún a día de hoy sigo teniendo, el mejor tatuaje de todos. Mi nueva casa también era mi amiga, grande, espaciosa, con patio trasero lo suficientemente espacioso para meter una piscina... un paraíso para un niño de aquella edad. No estaba preparado para cambios bruscos, ¿y qué sucedió? Pues que llegó la hora de abandonar el colegio y poner un pie en el instituto. Que alguien me de una biodramina.
Él no lo sabe, y quizá ella desconozca los frutos que algún día llegue a recoger, víctima de la histeria, ese voraz y despiadado monstruo que trae celos como ofrenda, desamor para los más atrevidos, desilusión para aquellos que anhelan con todas sus fuerzas algo, y la muerte para aquellos que se aventuren en los espinosos trechos del amor.
Y si mañana te atropella un camión, ¿estarías conforme con lo que estás haciendo hoy?
Ahora mismo lo que más deseo en el mundo es estar tomándome algo en un bar con luz tenue donde haya un músico tocando una canción de piano triste y que alguien se acerque mientras agite los hielos del vaso para preguntarme por mi historia y que esa persona esté dispuesta a oír toda una novela sin puntos comas ni final
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The hand that feeds is the hand that bites.
The hand that teaches is the hand that hides.
The hand that educates is the hand that orders.
The hand that guides is the hand that terrifies.
The father's hand is the hand that hits.
The mother's hand is the hand that forgets.
The son's hand is the hand that never forgives.
The hand that disappears is the hand that enlightens.
The hand that does not exist is the hand that condemns.
The bloodstains on a white shirt last little.
The bloodstains on a white soul last forever.
23
Living in Mexico outside Mexico,
enjoying a journey I never started.
There is no returning ticket in life,
no refund in the streetcar.
24
The icy wind tears me apart,
we can live broken for one more eternity,
if we make the time stop,
during noon.
25
Many years sailing on a rusted boat, a boat I never slept about,
not a paper boat not a steam boat, a boat I never dreamt about,
just a simple step on a staircase.
26
There are thousands of ways of breaking the law in a dark alley,
ours was cracking the strong chains of distance.
27
I envy those who lie under the graves, over the comfy ground,
the absolute silence, the lack of torments and the exact company.
22
La mano que alimenta es la mano que muerde.
La mano que enseña es la mano que esconde.
La mano que educa es la mano que ordena.
La mano que guía es la mano que aterra.
La mano del padre es la mano que golpea.
La mano de la madre es la mano que olvida.
La mano del hijo es la mano que no perdona.
La mano que desaparece es la mano que ilumina.
La mano que no existe es la mano que condena.
Las manchas de sangre duran poco sobre una camisa blanca.
Las manchas de sangre duran para siempre sobre un alma blanca.
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Vivir en México sin estar en México,
disfrutar del viaje sin haberlo emprendido.
No hay billete de vuelta en la vida,
no hay devolución en el tranvía.
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El viento gélido me destroza en mil pedazos,
podemos vivir rotos otra eternidad,
si logramos que el tiempo se pare,
durante el mediodía.
25
Pasaron los meses en aquel barco oxidado, no era el barco de mi infancia, ni mucho menos,
no era un barco de papel ni de vapor, no era un barco que navegara por mis sueños,
era un simple peldaño en la escalera.
26
Hay miles de maneras de romper la ley dentro de un callejón oscuro,
pero la nuestra fue quebrar las fuertes cadenas de la distancia.
27
Envidio a aquellos que yacen bajo las tumbas, sobre la cómoda tierra,
el silencio debe ser pleno, los tormentos cero y la compañía justa.
Cuando sufres un sentimiento oscuro que te atormenta. Sientes que ya no quieres seguir siendo la persona que eres. No sabes expresar todo aquello que te corroe por dentro. Comienzas a enviar señales muy tímidas y nítidas. Encuentras vías de escape alternativas. Quieres decirlo todo sin decir nada. Es miedo a abrirse completamente a los demás. Pero la realidad es que es la manera más bonita de hacerlo.
Odolocalización: Agudo sentido del olfato que permite localizar objetos, animales y personas a través de su olor así como su distancia y el lugar donde han estado anteriormente.
- Priu priu priu.
+ ¿Qué?
- Oshi oshi oshi.
+ No entiendo, ¿qué queréis decirme exactamente?
- Fisu fisu fisu.
+ Lo que ustedes digáis, para qué voy a discutir.
- Viri viri viri.
+ Eso mismo.
...en una aldea.
...y ya no.
...el sistema solar.
...sólo la puntita.
...y aquí estamos.
...un bolígrafo gastad.
Tengo un documento de texto encargado de recopilar las ideas que van acechando mi cabeza. Cada vez que aparece una idea fugaz la atrapo con mi red para cazar insectos. Es una buena manera de recordar pequeñas pero grandes ideas que puedan hacer brotar una delicada y bonita historia. Hoy ha empezado el verano. Ese documento sigue vacío. Tengo una maceta a la que le han robado la flor. Ya he puesto carteles por toda la ciudad:
Se busca inspiración.
A veces la "r" la escribo así. A veces la escribo asá. Llevo toda mi vida intentando quedarme solo con una.