Refrescante, lúcido, sorprendente, apañado, caracolizante, reflexivo, apasionado, contemplativo, pausado, frenético, colifloresco... mi mundo y yo.

Zúhmántico: Se dice de aquella persona, ser o cosa enamorada de la vida, capaz de transformar momentos y situaciones vividas en simples y exiguas palabras y con la habilidad de ver el doble sentido de toda frase, comúnmente conocidos como romanticones.

Actualmente trabajando en esto: Zúh Malheur Bonheur.

Un ser bípedo, gracioso, crítico, osado, amoroso cuando se deja, con un montón de cosas por decir y con un contenido sentido de la austeridad verbal.


17 jun 2024

Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un queso... yo no sé
qué te diera por un queso.

🐍

Cuenta la leyenda que debió ser la serpiente quien se enamorase de la manzana.

🪼

Las medusas son las farolas de una ciudad sumergida.

🐧

El pingüino buscó y escaló la montaña helada más alta de todas para saltar y sentir que por un momento, podía volar.

8 jun 2024

Terracota

Miro la ventana —y veo una puerta
hacia abajo el cuerpo, hacia arriba el alma
los sesos colorean el asfalto de rojo
y manchan las marcas de tiza
que alguna vez pintaron 
los fantasmas de la infancia

11 ago 2023

Leer, escribir, pasear, pintar, jugar, bailar, cantar, soñar, reír, comer, beber, hablar, compartir... Pero depende del día.

6 may 2023

2018 - 2022

¿Mi época adulta? No sabría decirte, a medida que me iba haciendo más y más mayor se me iba diluyendo el concepto de la adultez. Una relación estable, unas amistades que poco a poco se iban distanciando, casando o teniendo hijos, un mundo que gira demasiado rápido y no te da oportunidad para parar u poco y beber un vasito de agua.

En 2018 me fui a Sanlúcar de Barrameda tras volver de viaje a Ámsterdam (no, no fumé nada), bueno, nos fuimos, a trabajar en Doñana y cambiar radicalmente nuestra rutina diaria. Fue una experiencia dura, pero me enseñó mucho, aunque no la volvería a repetir, mi cuerpo no estaba hecho para aguantar ciertas personas. Para el cansancio físico sí, para el mental no. Ese mismo año creé una comunidad virtual de amigos porque las amistades de la vida real me resultaban complicadas y sabía que había personas por ahí que agradecerían un huequito digital donde poder socializar un poco.

El año 2019 vino como una continuación directa del anterior (evidentemente, ¿no?). Dejamos el trabajo en Doñana en plena temporada alta y comencé a trabajar, por fin, como profesor de inglés en una academia. Fue un año de reajustar todo lo perdido y de darle vueltas a muchas tuercas, pero de momento la cosa fluía bien. Volver a casa de mis padres tras haber sido un ser totalmente independiente fue lo peor de ese año, pero sabía que iba a ser temporal, o eso creía...

La pandemia de 2020 me golpeó duro. Me aisló de todo, me dejó vulnerable donde no quería estar y convirtió mi rutina en una espiral monocromática. Mi vida consistió en preparar clases online, darlas, sufrir muchas caídas de internet, terminar, volver a casa, regar las plantas en Animal Crossing y volver a repetir. Ese mismo año, tras el verano, volví a mudarme y tener casa propia, todo un respiro.

2021 y 2022 fueron dos años llenos de sorpresas buenas y malas por partes iguales. Dos años en los que comencé a descubrirme a mí mismo, a quitarme las máscaras que se me habían atorado en la piel y a ver la vida desde una posición fija; tumbado desde la cama mientras unos brazos invisibles me han impedido, hasta día de hoy, poder levantarme y... vivir.

2011

El año antes de comenzar la aventura de este blog fue como un edificio en ruinas. Me convertí en escombros de piedras buscando la manera de recomponerse. Tenía el corazón roto, pero también el alma y las ganas de seguir siendo la persona que me había tocado. Necesitaba una vía de escape, necesitaba plasmar todo ese sufrimiento de alguna forma. Así nació 'El planeta huérfano'. Un proyecto de miniserie que nunca logré llevar a cabo pero que sirvió como precedente para separar todo lo que había vivido hasta entonces y todo lo que me quedaba por vivir en dos mitades y continuar con mi vida con una herida descosida.

2007 - 2010

Educación secundaria obligatoria. O lo que es lo mismo... el infierno dentro del infierno. Sobreviví, pero también vi muchas vidas desperdiciadas pasando por mi lado. Hice algún que otro amigo y amiga, sí, algunos más duraderos que los del colegio, pero para mí era una mitad de la ruleta de la tortura. La otra mitad era mi casa, pero como dije en el anterior texto, solo a veces. También hubo profesores que me marcaron, y que a día de hoy sigo

Durante esta etapa afiancé mi amor por la música, especialmente por el rock y el metal, dos géneros que me acompañaron de la manita durante mi transformación hacia una persona adulta. También comencé a amar la fotografía, aunque esto vendría un poco más adelante. Mi mejor amigo era David, un chico que vino de Portugal a España y venía a mi casa la misma cantidad de veces que yo a la suya, gracias a ese equilibrio seguimos siendo mejores amigos hoy en día.

Creedme, fue una etapa dura y en ocasiones ridícula, así que ello combinado con mi aparente y creciente amnesia, forman el cóctel ideal llamado 'voy a dejar de escribir sobre estos años'.

2002 - 2006

Estos años corresponden a mi etapa escolar en el colegio Atlántida, al cual fui tras mudarme por segunda vez. A continuación presenciaremos un batiburrillo de anécdotas y descripciones de cosas que solían gustarme y hacer durante esos años.

Algo que recuerdo muy bien es que durante mi primer año en este colegio, tercero de primaria, empecé a dar por primera vez inglés en clase. Yo ya sabía bastantes cosas porque había jugado a juegos y leído muchas cosas en inglés, pero académicamente era la primera vez. Al principio ciertos alumnos me llevaban ventaja, pero poco a poco logré ser el que más destacaba en esta asignatura durante todos los años próximos. Hice amigos en el colegio, sí, algunos me invitaban a su casa en otoño y se me metían en su piscina sucia para salir de ella lleno de arañas por todo el cuerpo, otros me invitaban constantemente a su casa pero nunca querían venir a la mía, otras me invitaban rutinariamente a su casa para criticar a otros niños. En resumen, me invitaban a muchas casas. Perdí prácticamente el contacto de todos los amigos que hice en el colegio. Hubo profesores que me marcaron, y alguno que otro para mal. El de inglés me motivó a emprender mi camino hacia la enseñanza y endulzó mi amor por la música. El de matemáticas se sentaba en mi pupitre con su culo gordo y me perturbaba un poco. Uno de mis tutores fue profesor de mi padre. La de música tenía un nombre formado con dos notas musicales. Y... bueno, hubo más, un profesor vampiro, un enano y un sugar daddy. Ya... por aquel entonces aún no conocía esta expresión, pero las dudas que me generaban este hombre sí eran reales a mi temprana edad. Uno de los compañeros de clase que me invitaba a su casa, se rompió una pierna durante un curso y apenas salí al recreo ese año para quedarme con él. Solía juntarme con los malotes sin ser yo nada de eso. O sí... pero nadie se daba cuenta.

Fuera del colegio mi mundo era divertido, a veces. La vida en mi casa era un infierno, pero solo a veces. Solía evadirme bastante jugando, escuchando música, dibujando... o saliendo con amigos. Sí, tuve amigos variados y de todos los tipos durante estos años. Amigos con los que jugué a las canicas, otros con los que jugué a videojuegos, principalmente Pokémon y otras amigas con las que robaba chucherías. La vida daba muchas vueltas y yo era un pez que se mareaba muy rápido. Otro de mis amigos fue Pongo, un caniche que adoptamos tras un encuentro fortuito. Era bastante mezquino y una vez me mordió y me dejó una cicatriz que aún a día de hoy sigo teniendo, el mejor tatuaje de todos. Mi nueva casa también era mi amiga, grande, espaciosa, con patio trasero lo suficientemente espacioso para meter una piscina... un paraíso para un niño de aquella edad. No estaba preparado para cambios bruscos, ¿y qué sucedió? Pues que llegó la hora de abandonar el colegio y poner un pie en el instituto. Que alguien me de una biodramina.

8 abr 2023

Este soy yo en toda mi esencia

Una pantalla en blanco frente mis ojos
Vacía, sin saber qué escribir

Esto es un libro y cada entrada es una página

Y la arranco
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y arranco otra
y ya no quedan más

asdfghjklñ

Soledad emocional
Trastorno de despersonalización
Burnout

12 mar 2023

2001

Hubo odiseas en el espacio que me rodeaba. Este año fui al cine por primera vez en mi vida (realmente fui antes, pero esta fue vez más temprana que yo recuerde). La película era Shrek, y recuerdo ir con mi padre y un chico repetidor de clase bastante gamberro, al cual tuvimos que ir a recoger en coche y me sorprendí de lo conflictivo que se veía el barrio. No recuerdo el nombre de este chico. Aunque sí recuerdo que en el suelo, mientras esperaba en la calle a que bajase, me encontré un juego pirata de ps1 de Asterix y Obelix que funcionaba a la perfección a pesar de que estaba pintado con rotulador negro y sucio por todas partes. No sé dónde lo guarde mientras estuve en el cine.

Dentro de casa no había mucho cambio, solía jugar con mi amiga Estefanía, sobre todo a los Pokémon. Me aislaba jugando a videojuegos y jamás me aburría solo. En el colegio empezaba a no sentirme bien. Siempre tuve problemas desde pequeño con mi propensión a las arcadas por culpa de mi campanilla gigante. Eso, sumado a que era incapaz de desayunar por las mañanas... pues os podéis hacer una idea de mi rutina diaria todas las mañanas. Aunque el recuerdo más claro que tengo de este año es ver la noticia del 11-S por la noche con mi madre en el salón mientras cenábamos un sándwich de pollo y yo jugaba con la lámpara-teléfono.

Mis padres tenían planes de mudarse de casa, yo empezaba a no estar cómodo con ciertas personas del barrio y el piso se nos quedaba pequeño. Así que soñaba constantemente con vivir en una casa más espacio y tranquila. Pero para ello tenía que esperar hasta el 2002.

Estos textos están siendo más cortos, sí, pero porque mi memoria no es la misma que la de hace unos años. No sé si es algo normal o debería empezar a preocuparme. No lo sé, pero gracias a esto ya he escrito cuatro párrafos sobre este año.

11 mar 2023

23 feb 2023

Fragmento de "Otra puta novela de amor"

Él no lo sabe, y quizá ella desconozca los frutos que algún día llegue a recoger, víctima de la histeria, ese voraz y despiadado monstruo que trae celos como ofrenda, desamor para los más atrevidos, desilusión para aquellos que anhelan con todas sus fuerzas algo, y la muerte para aquellos que se aventuren en los espinosos trechos del amor.

Desdichada es la rosa que nace con espinas en su cuerpo,
y culpa es la mía por haberte mirado a los ojos aquel día.

Un corazón negro

Neumoconiosis cardiovascular, cuando la vida ya no le proporciona al corazón la voluntad suficiente para seguir viviendo.

28 ene 2023

El color de la asfixia

Púrpura, cuando el oxígeno no llega.
Púrpura, cuando el despertar es una fiebre.
Púrpura, cuando la piel yace fría y dolorida.

¿Puede un color agarrarte del cuello y guiarte por donde no quieres ir?
¿Puede acaso la felicidad ajena arrebatarte la tuya?
¿Puede drenar y mermar tu existencia?

¿Existe un color para ese instante de soledad al estar rodeado de gente?

Sin aire nací, sin aire moriré.
Toda una vida pintada del mismo color.
Púrpura.

26 ene 2023

20 ene 2023

8 ene 2023

En la esquina del bar

Ahora mismo lo que más deseo en el mundo es estar tomándome algo en un bar con luz tenue donde haya un músico tocando una canción de piano triste y que alguien se acerque mientras agite los hielos del vaso para preguntarme por mi historia y que esa persona esté dispuesta a oír toda una novela sin puntos comas ni final

7 ene 2023

Miro La Tierra desde La Luna

Es inmensa, casi como si pudiera tocarla,
y comienzo a dudar de mi cuerpo,
comienzo a dudar de mi mente,
no sé si realmente están allí,
o aquí.

6 ago 2022

Si quieres sentir lo que yo siento
Prepárate para las curvas
Una montaña rusa sin cinturón
Prepárate para bailar bajo la tormenta
Un aterrizaje sin frenos

16 jul 2022

Nadie va a leer este mensaje

Puesto que leer significa comprender, y nadie conocerá jamás el dolor de vivir en el suelo, destrozado y en mil pedazos como un jarrón que ha perdido su única función de decorar. 

30 jun 2022

22 - 27 (English)

22

The hand that feeds is the hand that bites.

The hand that teaches is the hand that hides.

The hand that educates is the hand that orders.

The hand that guides is the hand that terrifies.

The father's hand is the hand that hits.

The mother's hand is the hand that forgets.

The son's hand is the hand that never forgives.

The hand that disappears is the hand that enlightens.

The hand that does not exist is the hand that condemns.


The bloodstains on a white shirt last little.

The bloodstains on a white soul last forever.


23

Living in Mexico outside Mexico,

enjoying a journey I never started.


There is no returning ticket in life,

no refund in the streetcar.


24

The icy wind tears me apart,

we can live broken for one more eternity,

if we make the time stop,

during noon.


25

Many years sailing on a rusted boat, a boat I never slept about,

not a paper boat not a steam boat, a boat I never dreamt about,

just a simple step on a staircase.


26

There are thousands of ways of breaking the law in a dark alley,

ours was cracking the strong chains of distance.


27

I envy those who lie under the graves, over the comfy ground,

the absolute silence, the lack of torments and the exact company.

13 abr 2022

22 - 27

22

La mano que alimenta es la mano que muerde.

La mano que enseña es la mano que esconde.

La mano que educa es la mano que ordena.

La mano que guía es la mano que aterra.

La mano del padre es la mano que golpea.

La mano de la madre es la mano que olvida.

La mano del hijo es la mano que no perdona.

La mano que desaparece es la mano que ilumina.

La mano que no existe es la mano que condena.


Las manchas de sangre duran poco sobre una camisa blanca.

Las manchas de sangre duran para siempre sobre un alma blanca.


23

Vivir en México sin estar en México,

disfrutar del viaje sin haberlo emprendido.


No hay billete de vuelta en la vida,

no hay devolución en el tranvía.


24

El viento gélido me destroza en mil pedazos,

podemos vivir rotos otra eternidad,

si logramos que el tiempo se pare,

durante el mediodía.


25

Pasaron los meses en aquel barco oxidado, no era el barco de mi infancia, ni mucho menos,

no era un barco de papel ni de vapor, no era un barco que navegara por mis sueños,

era un simple peldaño en la escalera.


26

Hay miles de maneras de romper la ley dentro de un callejón oscuro,

pero la nuestra fue quebrar las fuertes cadenas de la distancia.


27

Envidio a aquellos que yacen bajo las tumbas, sobre la cómoda tierra,

el silencio debe ser pleno, los tormentos cero y la compañía justa.

11 abr 2022

27 mar 2022

He comprendido que la poesía es miedo

Cuando sufres un sentimiento oscuro que te atormenta. Sientes que ya no quieres seguir siendo la persona que eres. No sabes expresar todo aquello que te corroe por dentro. Comienzas a enviar señales muy tímidas y nítidas. Encuentras vías de escape alternativas. Quieres decirlo todo sin decir nada. Es miedo a abrirse completamente a los demás. Pero la realidad es que es la manera más bonita de hacerlo.

19 mar 2022

Imagina besarnos junto al paisaje más espectacular

y perderse en la inmensidad de
la espesura frondosa de
la claridad cristalina de
la firmeza rocosa de
la profundidad majestuosa de
la luminosidad cálida de
tus labios

17 mar 2022

4 mar 2022

De tus tristes ojos brotan poesías

Dos lágrimas se saludan,
una en cada mejilla,
gritan por la lejanía,
y ambas están de acuerdo,
en lo salada que es la vida.

Llorar en un campo de flores

El niño se encontraba en un enorme jardín repleto de hermosas flores de todos los colores. Bailaban a su alrededor todos los sutiles aromas de la madre naturaleza. Un mantel repleto de manjares de lo más exóticos. Un pequeño lago de agua cristalina y el reflejo tenue de los rayos de sol. Pero el niño solo se fijaba en la navaja que empuñaba en su mano derecha. El fétido olor férreo estropeó la escena. El cuento acabó antes de tiempo. Ya no hay nada más que imaginar. Cierra la ventana.

3 mar 2022

sátira tectónica

no quiero mayusculas
no quiero tildes
no quiero plurales
no quiero rimas
no quiero pabralas invendatas 
no quiero anagramas
no quiero espaciosniquiero cohesion
continuidad ni sentido quiero
nada que las letras puedan darme ahora mismo
si la vida solo me da contradicciones bajo juramento
solo quiero que la tierra me trague en este preciso momento


4 ene 2022

Zúhcabulario LXX

 Odolocalización: Agudo sentido del olfato que permite localizar objetos, animales y personas a través de su olor así como su distancia y el lugar donde han estado anteriormente.

7 ago 2021

Conversación con las mariposas de mi estómago

 - Priu priu priu.

+ ¿Qué?

- Oshi oshi oshi.

+ No entiendo, ¿qué queréis decirme exactamente?

- Fisu fisu fisu.

+ Lo que ustedes digáis, para qué voy a discutir.

- Viri viri viri.

+ Eso mismo.

22 jun 2021

Érase una vez...

...en una aldea.

...y ya no.

...el sistema solar.

...sólo la puntita.

...y aquí estamos.

...un bolígrafo gastad.

21 jun 2021

Ideas del escritor

Tengo un documento de texto encargado de recopilar las ideas que van acechando mi cabeza. Cada vez que aparece una idea fugaz la atrapo con mi red para cazar insectos. Es una buena manera de recordar pequeñas pero grandes ideas que puedan hacer brotar una delicada y bonita historia. Hoy ha empezado el verano. Ese documento sigue vacío. Tengo una maceta a la que le han robado la flor. Ya he puesto carteles por toda la ciudad:

Se busca inspiración.

31 dic 2020

💜

Soñé un lienzo;
las olas púrpuras
del mar
una imagen 
tan tranquila
y bella
pero a su vez
irreal

16 nov 2020

Escritura bipolar

A veces la "r" la escribo así. A veces la escribo asá. Llevo toda mi vida intentando quedarme solo con una.

6 ago 2020

Extraña figura sobre la roca

Cuando por fin pensábamos que habíamos encontrado un lugar tranquilo, un rincón vacío y sosegado, sin perturbadores nocturnos, una tétrica silueta se dejaba entrever en la lejanía, posada sobre una roca. La oscuridad de la noche confundía. ¿Se estaba moviendo? ¿Estaba girando sobre sí misma? ¿Se estaba dividiendo en dos partes? Nuestros cuerpos estaban incómodos. Fuese lo que fuese, nos estaba diciendo que aunque no hubiese nadie, no estábamos solos.

24 jun 2020

Mago de Or

Menudo horror
no tener el honor
de hacer el amor
por culpa del sopor
y el horroroso calor
aunque es conmovedor
poder arrancar el motor
y encender sin temor
cada noche de estupor
el querido ventilador.

12 may 2020

Horas y horas

A continuación detallaré los 10 videojuegos que más horas me han robado en mi vida y aquellos que a su vez he volcado más dedicación, bien por diversión, por perfeccionar las mecánicas del juego o por simple adicción a la cotidianidad.

NÚMERO 10 - Music 2000 (Playstation 1)


Básicamente podías crear tus propias composiciones musicales y acompañarlas de vídeos musicales (luces tipo reproductor de Windows Media, que para aquel entonces me parecían una pasada). Horas y horas experimentando y componiendo canciones a cada cual más extraña. Lo jugué durante mi infancia, mi típico juego casual que nunca me abandonaba.

NÚMERO 9 - Need for Speed III: Hot Pursuit (Playstation 1)


Vale, quizá no sea el juego de carreras más amplio del mundo. Tenía relativamente pocos circuitos. Pero la dedicación y detallado de cada uno, la personalidad que le daba cada tema musical a cada de uno de estos circuitos, lo alucinantes que me parecían las cinemáticas explicativas donde aprendías detalles sobre el mundo de la conducción y que cada circuito tuviese una presentación detallada del tramo, hizo que se convirtiera en mi juego de carreras favorito durante mi infancia (junto al CTR). Fue mi iniciación en el mundo de los juegos de conducción y le dediqué unos cuantos añitos a perfeccionar mis tiempos. Fue muy gratificante desbloquear el último y mejor coche del juego.

NÚMERO 8 - Mario Kart DS (Nintendo DS)


Sí, otro juego de carreras. Lo siento, son de mi género favorito y de los que más exprimen las capacidades de los videojuegos. Este particularmente fue mi juego de carreras de mi pre-adolescencia, cuando me compré la Nintendo DS en su año de salida. También fue mi primer juego para esta consola. Le dediqué todo el tiempo necesario para completar el juego entero y conseguir récords muy curiosos en los contrarreloj. Desafortunadamente borré la partida en un lapsus accidental, pero no me importa puesto que pienso retomar todos mis logros sobre el asfalto del reino champiñón.

NÚMERO 7 - Nintendogs (Nintendo DS)


Jugué mucho a la Nintendo DS. Muuuuucho. Más incluso que a la Playstation 1. De hecho me he hecho un gran porcentaje de todo el catálogo de juegos importantes de esta consola. Y entre ellos el simulador de perros. Sí, ya tenía perro. Pero en su momento fue toda una revolución y le dediqué muchísimas horas a entrenar a todos mis perros. Tuve pensamientos de vender el juego a los años por tener abandonados y muertos de hambre a mis chuchos. Así que borré la partida pensando que no volvería a jugar nunca más. Pero justo en ese momento me arrepentí y comenzó mi afición por el coleccionismo. Fue un vicio intenso mientras duró. Además de que tenía muchas amigas y algún amigo que también lo jugaba y pasear a los perros juntos era bastante divertido. No es un mal juego al fin y al cabo.

NÚMERO 6 - Los Sims 2 (PC)


Los que hayan estado enganchados a este juego en particular, no al 1 ni al 3 ni 4, al 2, sabrán y entenderán el número de horas de vicio que puede abarcar. Creo que no hace falta explicar mucho. Si le sumamos el contenido descargable que podíamos añadir el cual era casi infinito, pues horas y horas de diversión. Aunque he de admitir que el 90% del tiempo lo dedicaba a crear y construir, el 10% a la vida de los sims.

NÚMERO 5 - Animal Crossing: Wild World (Nintendo DS)


Por supuesto, Animal Crossing iba a entrar en esta lista por la cantidad de horas que le ha robado a mi corazón y la cantidad de bayas que me ha hecho gastar el maldito de Nook. En particular, el Animal Crossing al que le he dedicado más profundidad no ha sido ninguno de los últimos títulos ni el original de GameCube. Este Animal Crossing ocupó un verano entero de mi vida (y las posteriores estaciones, pero ya un pelín más intermitente). Un verano incesante. Me despertaba por la mañana para jugarlo. Comía jugando. Merendaba jugando. Cenaba jugando. Me acostaba muy tarde jugando. Apenas dormía y al día siguiente igual. Conseguí pagar toda mi casa y conseguir todas las fotos de mis vecinos en un verano, que ya es un decir.

NÚMERO 4 - Crash Team Racing Nitro-Fueled (Playstation 4)


No era sorpresa, era esperable. Con este juego ya entramos en las ligas mayores con otro juego de carreras. He jugado a mi pequeña dosis diaria de asfalto desde su salida. Un sin fin de contenido nuevo que Beenox ha ido añadiendo cada mes y lo mejor de todo, de manera gratuita. Este juego es un claro ejemplo del amor por los jugadores y una joya en el mundo actual lleno de dlcs de pago, juegos fragmentados y contenido cortado para venderse posterior al juego. Ganó el primer premio de juego de carreras / deporte. Un premio bien merecido.

NÚMERO 3 - Dragon Ball Z: Budokai Tenkaichi (Playstation 2)


Ni el 1 ni el 3. El 2.  Mi juego de luchas favoritos por antonomasia. Un mapa explorable donde se desarrolla la historia. Una historia fiel y bastante completa a la original. Jugabilidad impecable. Un sistema de obtención de habilidades, objetos y personajes nuevos adictivo. Una banda sonora memorable. Menús variados y modos de juego atractivos. En definitiva, todo lo que un buen videojuego necesita. Tal fue mi adicción que realicé un torneo en el que hice combatir a todos los personajes del juego, todos, la IA contra la IA, en batallas de 2 con eliminatoria directa, para ver quién ganaría. Con solo deciros que el juego cuenta con 129 personajes jugables, haced los cálculos.

NÚMERO 2 - Pokémon Rojo Fuego (Game Boy Advance)


Si hay algo que puede superar todo lo ya mencionado y que me haya podido robar más horas de mi vida y atención... eso es definitivamente Pokémon. Sí, ya había jugado a los dos primeras generaciones (Rojo y Oro en mi caso) pero aún no era lo suficientemente mayor como para apreciar y exprimir todas las posibilidades de este maravilloso mundo. Muchas horas. Muuuuuuuuchas horas. Muchos combates para tener a todo mi equipo al nivel 100 y muchas horas explorando todas las zonas nuevas que añadió este remake. Una pasada de juego. Pero hay otro juego que supera con creces a este...

NÚMERO 1 - Pokémon Diamante (Nintendo DS)


Sí, la cuarta generación. La más innovadora bajo mi punto de vista y la que por fin sentó las bases de lo que son hoy los videojuegos (especialmente el sistema de combates y competitivo). Es mi segunda generación favorita, solo considero la segunda (Oro, Plata y Cristal) ligeramente superior. Pero muy por debajo, apenas unos milímetros, tenemos esta gran generación, la que nos trajo Pokémon Diamante y Perla y posteriormente Pokémon Platino que arregló (aún más) pequeñas cosas de los dos primeros y añadió funciones nuevas. El número de horas jugadas a este juego son insanas, años y años y años. Gracias a este juego he conocido a gente muy importante en mi vida. A día de hoy aún no he completado la pokédex pero aún sigo trabajando lentamente en ella. De entre todos mis juegos, este es mi principal y siempre lo será. Larga vida a Pokémon.

MENCIONES HONORÍFICAS:

- La saga Tekken y Smash: Dos sagas a las que he dedicado mucho tiempo, pero por rachas. No tan concienzudamente como el Budokai Tenkaichi 2.
- Metroid Fusión, Oddworld y Ape Escape: Tres juegos que me he pasado más de 2 o 3 veces en mi vida, y lo volvería a hacer.
- Mi tamagotchi: Descanse en paz, lo siento por no poder limpiarte todas las caquitas.

10 may 2020

Mujer sombría a medianoche

Todas las noches me esperaba. Era puntual. Más que un reloj. Me miraba a pesar de no tener ojos. Me hacía sentir como si mis pies sobresaliesen de la cama. Postrada en la pared. Tan alta. Me hacía sentir pequeño. Y vulnerable. No quería dormir. Quería que me arropasen eternamente. Necesitaba que apagasen la luz y dejase de proyectar su vacua figura. Me asustaba a pesar de no tener existencia. Me aterrorizaba a pesar de no ser nada. Ella siguió allí hasta que la puerta se cerró sobre mis narices. No es cobardía cerrar una puerta. Tampoco es agallas. Es asombroso lo terrorífico que puede llegar a ser una puerta abierta.

Pequeño relato dedicado a la sombra con forma de mujer que reflejaba la puerta de mi habitación con la luz del pasillo cada vez que me iba a dormir. 

18 feb 2020

2000

Crash Bandicoot 3 y Spyro 2. Sí, jugué a muchos juegos de Playstation 1 durante mi infancia, pero esos fueron los dos primeros. Ya había experimentado previamente la sensación de jugar con una consola en casa de algunos familiares, pero tener una consola en tu propia habitación, eso era otro nivel. Recuerdo que estaba perfectamente localizada frente a mi cama, sobre el escritorio, por lo que podía jugar tumbado sin ningún tipo de problema muscular. No dejaba de soñar.

Ese año comencé la educación primaria. No fue un año muy agradable, solía tener nauseas por la mañana casi todos los días, problemas anatómicos durante mi proceso de fabricación. Apenas había compañeros de clase a los que pudiese considerar amigos, aunque esto ha sido algo recurrente durante toda mi vida escolar. Los profesores dejaron de ser tan agradables como solían serlo durante preescolar. En resumidas cuentas, tengo muchos recuerdos pero apenas recuerdos buenos de mi etapa escolar temprana. Odiaba bastante ese colegio, siempre me dio la sensación de estar prisionero en una cárcel.

No me terminaba de acostumbrar a la presencia de un ser más pequeño que yo en la casa, pero poco a poco iba asimilándolo. Recuerdo la soledad de aquellos años tras el nacimiento de mi hermana, aunque imagino que es algo habitual. Creo que fue a partir de aquí cuando empecé a socializar con ciertos niños y niñas de mi bloque y barriada. Tengo especial recuerdo de una amiga con la que me pasaba las tardes y tardes jugando a tonterías varias, aunque compartíamos una afición en común; Pokémon. Ambos soñábamos con convertirnos en Maestros Pokémon. Se llamaba Estefanía y creo que era un poco más mayor que yo, aunque quizá simplemente fuese muy alta y eso me diese la sensación de que me sacaba. También recuerdo a Adalay, el hijo adoptivo de mi vecina de enfrente. Poco más. Quizá no vuelva a hablar más de Estefanía, a pesar de que fue una gran amiga de mi infancia, pero la cosa es que años después (sí, vamos a hablar del futuro, pero es más relevante ahora que luego), tras volvernos a mudar a otra cosa, me encontré con Estefanía y su madre en el médico y actuó como si nunca nos hubiésemos conocido o jugado nunca. Eso me tocó bastante la fibra sensible y desde ese momento me di cuenta de que no todo el mundo valora de igual modo las amistades.

Ya comenzaba a centrarme en mis diversas y múltiples aficiones de manera más concienzuda y a partir de aquí fue cuando comencé a encerrarme en mi habitación durante horas y horas para desarrollar mi creatividad de infinitas maneras. así que la mayoría de recuerdos que pueda tener sobre este año giran entorno a ello. Las actividades creativas que realizaba durante el día perduraban durante la noche. Siempre me iba a dormir con algún peluche o juguete, de hecho lo hice durante bastantes años, y lo seguiría haciendo si no diesen tanto calor. El caso es que al dormir siempre me imaginaba historias con esos peluches con los que dormía, historias que continuaba noche tras noche como si fuese una serie televisiva. De vez en cuando es una actividad que sigo realizando hoy en día bien para ejercitar la mente, para buscar la inspiración o para poder conciliar el sueño mejor.

Bueno, agarraos, que en 2001 vienen curvas y una odisea en el espacio.

8 feb 2020

Doñana

La niebla regaba los campos;
verdes por antonomasia,
vivos por naturaleza,
valientes por bonanza,
viejos por cordura,
violentos por supervivencia,
veraces por nobleza,
vulnerables por delicadeza.

La lluvia secaba las tierras;
por su ausencia,
por su abandono,
por su nostalgia,
por su añoranza, 
por su fervor,
por su agasajo,
por su salazón.

El aire nublaba las plantas;
la incógnita del brezo,
la sombra del pino,
la analogía de la sabina,
la brisa de la adelfa,
la alusión del lentisco,
la bondad del junco,
la soledad del barrón.

El fuego ahogaba las vidas;
decapitaba las astas,
degollaba las almas,
envenenaba las leprosas,
abrasaba las plumas,
lapidaba las razas,
atropellaba las fieras,
exaltaba la identidad.

2 feb 2020

Corazón delator

Un hombre solo. Un viejo. Un ojo velado. Una confesión. Un asesinato. Con escasos mimbres, con escasos datos, Edgar Allan Poe traza uno de sus más célebres relatos cortos, otra de esas perlas publicadas a sueldo en un periódico cualquiera y que fue lo que mantuvo con vida y cierta dignidad al escritor.

En "El corazón delator" estamos ante un relato desasosegante, esquivo, duro, directo, un retrato psicológico puro que más que a personajes otorga el protagonismo a una mente desquiciada que busca venganza y la encuentra. La narrativa de Poe en "El corazón delator" es hosca, negra, pesimista, la viva visión de la locura en palabras de un hombre que apenas nos cuenta detalles de su aversión hacia ese otro personaje que nunca aparece en el relato... porque más que él, el motivo de la aversión de ese ignoto protagonista no es el viejo per se, sino su ojo azul, pálido, velado tras una membrana y que se asemeja al de un buitre.

Tampoco conocemos (ni por Poe ni por el protagonista), los motivos de su inquina hacia el anciano y posterior asesinato. Simplemente "le molestaba". Implica esto un juego diabólico sostenido por una premisa imprecisa pero que resulta del todo magnética para el espectador: el realizar un acto tremendista y vil (como es un asesinato), por una razón no sabida o no precisada. De ahí que el retrato psicológico sea el absoluto protagonista de toda la narración. Y de ahí la maestría de Poe por  mostrarnos en unas escasas páginas que los terrores más reales quizás son los más cotidianos.

31 ene 2020

Zúhróscopo

Acuario. Este año tendrás el amor y salud proporcional al dinero que haya en tu cuenta bancaria.

Piscis. Convierte las cosas que más te aburren en la vida en tu nueva rutina.

Aries. Deja de fingir ese embarazo, después de 15 meses no hay quien te crea.

Tauro. El objeto que tengas a tu derecha te pondrá los cuernos con el objeto que tengas a tu izquierda.

Géminis. Aférrate a las cosas que más te gustan en la vida. Como por ejemplo, el sándwich de pollo.

Cáncer. Tu vida está a punto de dar un vuelco. Comienza esta nueva aventura haciendo el pino.

Leo. ¿Recuerdas cuando te dijo que no era por ti? Pues era por ti, siento ser yo quien te lo diga.

Virgo. Mira al espejo, ¿qué es lo que ves? Nada, ¿verdad? Ya va siendo hora de limpiarlo.

Libra. La única manera de encontrar a tu alma gemela es salir a la calle con una piña en los brazos. Si consigues ver a alguien más haciendo lo mismo, ahí la tienes.

Escorpio. Siempre me han caído mal los escorpio, lo siento, para ti no hay nada.

Sagitario. Si quieres vivir una verdadera aventura en los próximos meses contrata a un sicario de manera anónima y dile que el objetivo eres tú. No olvides hacerle una transferencia bancaria previa.

Capricornio. Tengo buenas noticias con respecto a tu salud. La semana que viene podrás pedir cita a tu médico de cabecera de lunes a jueves a partir del mediodía.

29 ene 2020

Chocoploff

Una cosa es estar ploff,
y otra es estar choff.
Pero puedes estar ploff y choff,
e incluso más ploff que choff, es decir, plochoff.
O más choff que ploff, es decir, choploff.

26 dic 2019

21

0
Flotando, flotando, en un mar de preludios,
comienzo a oír la orquesta de la vida.
Al final del túnel,
donde corta las cuerdas del piano
y sus teclas empieza a golpear,
saco mi cabeza, como una sinfonía púrpura.
Mis pulmones desafinan, pero,
la función debía continuar.

1
Desciendo del cielo
a través de unas escaleras de caracol.
Tras aterrizar, me doy cuenta
de que soy el arquitecto de mi propio Universo
y todos los materiales que necesito
están ahí fuera.

2
Agarro mi red
para atrapar todos los sabores
que revolotean a mi alrededor.
Dulce ermitaño que sufre el amargo pesar
de cambiar su salada concha en tiempos ácidos.
La gran mamá expande sus alas
para acoger a sus orugas descarriadas.

3
Soy el uno
cuando quiero cualquier número más uno.
Dos estaría bien,
mucho mejor que el número uno.
Y tres
me convierte en un uno maravilloso.
Pero me quedaré con un cero
que junto a mí hace el uno perfecto.

4
Soy el rey de la soledad,
uso mi mano izquierda como bufón,
y hago mi corona rodar
por los pasillos del castillo,
esperando que alguien la recoja
y juegue con Ella.
El pueblo de plomo obedece mis órdenes
y viven felices en su mundo artificial.
Llegan noticias al trono,
la Reina está a punto de llegar.

5
En el momento en el que cogí el mando,
un nuevo jugador entró en la partida.
Sus dedos pequeños
me obligaron a pausar el juego.
Ahora sí que empezaba la vida.

6
Hay algo que sale de mi boca
y no puedo controlar.
Un campanario de gran tamaño
rozando la plaza del pueblo.
Nadie sabe qué hace ahí,
nadie sabe cuánto durará.

7
hay algo en los número5
que me atr4e mucho
y es pod3r
ju2ar con
e1los

8
Empezar un libro
desde Sus cenizas.
Reemplazar los personajes
por piedras.
Llamar al epílogo
el comienzo
y el final.

9
Hay algo que circula por mis venas
y acompaña al flujo de sangre
durante todo el recorrido vital.
Es la ausencia de fe y de bondad,
lo que hace torcer el eslabón generacional.
Es la falta de un poder sobrenatural,
lo que hace creer que se podrá.

10
Si yo fuese música
sería Narciso.
Si las Diosas me hubiesen dado los hilos,
el mundo sería perfecto.

11
Los pétalos de la flor
iban cayendo uno a uno
hasta convertir el suelo
en un cementerio de hojas.

12
Cerca del precipicio,
a un solo de paso de caer,
cuando quiero tomar un respiro,
viene la inocencia, corriendo,
y me empuja hacia el vacío.

13
Un hechizo que convirtiera a todos los insectos
en motas de polvo,
motas de polvo afiladas que atraviesen
las entrañas de sus hijos,
hijos que en lo más próximo al presente
se convertirán en insectos,
insectos que bailarán bajo el poder de nuestro
hechizo.

14
La curiosidad fue desflorada,
despojada de sus pétalos,
y de su tenso tallo,
la savia blanca
es derramada
en el suelo fértil.

15
A partir de ese momento
el nunca se rompió
y jamás volverá a ser siempre

16
Cuatro paredes me atrapan
me susurran cada día
dicen que van hacerse más y más pequeñas
cada día
hasta que yo me convierta
en el quinto muro
de mi cabeza

17
Mi barco estaba listo
el timón ya había hecho las maletas
pero una mano helada
me dijo con voz cálida
que me quedara
un rato más

18
Vainilla y caramelo
cobertura de chocolate
dientes de leche
y sueños dulces.

El sabor amargo
llega con el primer bocado
y las encías quedan incrustadas
en piñatas de cristal.

19
Tengo miedo y temo
que mis órganos internos salgan disparados
en la dirección equivocada
y acaben manchando la pared.

20
No hay senda
no hay camino
no hay manera
no hay modo,

21
Quiero quedarme aquí para siempre
no junto a este número
ni en el final de las páginas,
quiero quedarme aquí envuelto en Sus brazos,
envuelto en el amor que irradia
cuando piensa en mí,
y que este sea
el lugar
el momento.

Quiero que este sea el fin del mundo,
es la única manera de asegurarme de que
después de veintiuna vidas
después de veintiuna reencarnaciones
por fin vislumbro
un final feliz.

12 ago 2019

5 minutos más

Nadie se imagina nunca cuánto puede cambiar la vida en tan solo un segundo. Sin embargo, es algo que vivimos día a día, en todas y cada una de las decisiones que tomamos a lo largo de un intervalo de veinticuatro horas. Pero no es ahí donde quiero llegar. La relación entre los sucesos que os voy a contar y la moraleja que conllevan es enteramente intrínseca. De hecho, no soy yo el que escribe el texto, sino que es el texto el que me escribe a mí.

Todo comenzó en el lecho de Morfeo, a las 6:59:59 de un día que me es imposible recordar. La razón por la que menciono números tan específicos es sencilla. El último segundo de gozo y plenitud, en el que logro alcanzar el orgasmo onírico. Y no, no os estoy hablando de ningún sueño húmedo, sino del segundo antes de que la endiablada alarma de las 7:00:00 taladrase mis sesos y convirtiese mis sueños en puré de agonía y sufrimiento. Aquella realidad en la que era inconscientemente feliz se transformó, otro día más, en la consciencia más vil y aterradora de todas; levantarse de la cama. ¿Me creéis ahora cuando os digo cuánto puede cambiar la vida en un segundo?

De todos modos, al ser éste un hecho que se repetía diariamente, no sentía que mi vida diese un giro tan brusco tras sonar la alarma. Se podría decir que, de una manera u otra, el cuerpo y uno mismo, ambos por separado, terminan por aceptar y acostumbrarse a esta realidad, incluso a veces llegando a pensar que un ser todopoderoso nos ayudará por ello. Lo que intento decir con esto es que no fue precisamente la alarma lo que cambió mi vida, no ese día.

Cuando abrí los ojos para apagar el despertador o arrojarlo contra la pared, siendo ambas opciones totalmente válidas y aceptables, estaba ahí. No me dio tiempo a reclamar mis cinco minutos más de descanso porque estaba ahí. Estaba ahí. Estaba ahí. Estaba ahí... ¿quién? Yo. Yo estaba ahí. Sentado frente a mí, con el mismo pijama y los mismos pelos. Eso sí, un poco más despierto. Era yo mismo. Mi viva imagen. Mirándome fijamente, sin pestañear. Con su mirada me decía que no me levantase, y que lo escuchara. Su mirada o.… mi mirada; es muy frustrante no saber qué persona usar cuando hablas de ti mismo. Estaba sentado sobre sus rodillas, con las manos entre sus piernas. Mis ojos permanecían dilatados, lo suficiente como para haber dado a luz al pánico que me inundaba por dentro sin ningún tipo de contracción. Fue entonces, tras unos tensos segundos en los que nos limitamos a intercambiar miradas, cuando me saludó moviendo ligeramente su mano izquierda. Le devolví el saludo asintiendo con la cabeza, debido a que mis brazos estaban ocupados estrangulando la almohada. Acto seguido, abrió la boca y movió los labios para afirmar la mayor de las obviedades. Me dijo que era yo, cosa que ya había presupuesto con bastante antelación. En los pocos segundos que tuve para reaccionar, llegué a pensar que quizá mis padres no me contaron el pequeño detalle de que tenía un hermano gemelo por ahí suelto, o que realmente existe eso que llamamos alter ego, o incluso cabía la remota posibilidad de que no recordase las sustancias alucinógenas que había tomado la noche anterior. Mi conclusión fue firme y directa; estaba soñando. Conclusión que, al segundo, se desquebrajó. Volvió a mover los labios para decirme que venía de aquello que el razonamiento humano califica como el futuro. No un futuro lejano ni distante, no. Dicho de manera completa; tenía frente a mí a mi yo de cinco minutos después. La razón por la que viajó cinco minutos atrás me hizo sudar gotas tan frías que se convirtieron en témpanos al caer en las sábanas; quería advertirme. Una vez transcurridos cinco minutos después de haber sonado la alarma, mi existencia dejaría de tener cabida en este mundo. La única forma de evitar mi inminente fallecimiento, era renunciar a esos últimos cinco minutos de regocijo y levantarme de mi venerada cama. Esas fueron sus últimas palabras.

No lo dudé ni un solo segundo. No había fuerza sobrenatural ni espíritu somnoliento, ni siquiera el mío propio, que pudiese privarme de mis últimos cinco minutos de eterno placer, en los que mi cama y yo, nos reconciliábamos tras el somnium interruptus provocado por el despertador. Volví a disfrutar de los gloriosos cinco minutos más, sí, pero esa vez, fueron eternos.

2016

10 ago 2019

Cara y col

El caracol tiene col en la cara,
la cara del caracol es una col,
la col de cara al caracol,

el caracol tiene cara de col,
la cara opuesta de la col parece un caracol,
la col y el caracol dan la cara.

7 abr 2019

Carta a mi mamá: Los límites de la inocencia

Hola mamá, no, no, no llores, espera, sé que quizá te de pena, lo entiendo, pero por favor, lee antes la carta, la he escrito con todo mi corazón para ti.

Ahora mismo estás en el médico, de nuevo, sí, lo sé, te perdono por todas esas veces que me dijiste que ibas a dar un paseo, o que habías quedado con alguien, o simplemente tenías recados que hacer... no importaba la excusa, yo siempre supe que era al doctor a quien ibas a visitar, pero no te guardo rencor por ello, así que he aprovechado para escribirte esta pequeña carta ahora que ya lo sé todo.

Bueno, la verdad es que lo supe hace mucho, aunque me apena que no fuese de tus labios. Nunca quisiste contarme nada, simplemente me mirabas y regalabas una sonrisa, la más bonita de todas, a pesar de que yo podía ver tristeza detrás de ella.

¿Por qué, mamá?

Jamás tuviste la suficiente valentía para contarme la verdad, por lo que tuve que buscarla por mí misma. Sé que tu corazón no late igual de bien que el resto, está enfermo, ya no funciona. Al principio pensé en pedirles uno nuevo a los Reyes Magos, y lo hice, te mentí, y pido perdón por ello, en ningún momento entregué esa lista de juguetes, sino un papel en el que únicamente pedía un corazón que te hiciese feliz, incluso hice un dibujo, pero no me hicieron caso... Yo seguía oyendo cómo llorabas en tu habitación, tapando tu boca cuando sentías que yo estaba cerca. Seguía sintiendo cómo el dolor de tu pecho se hacía más y más punzante, tanto, que incluso llegaba a dolerme a mí.

He buscado por todos lados, hay cosas que las escuelas no enseñan ni los hogares educan, páginas web que no adoctrinan y libros que engañan. He encontrado una figura paterna dentro de la información de masas que como madre no me has dado. He dado con la clave a tu problema, pero debe ser el corazón de una persona que ya no se encuentre con vida el único que pueda salvártela.

No soporto la idea de que lleves en ti un corazón que no sea el mío, pero tampoco quiero ver cómo sigues sufriendo día tras día, así que he tomado una decisión. Ahora mismo, lamentándolo mucho, no puedo ofrecerte el mío, pero tengo aquí, justo a mi lado, las herramientas necesarias que me harán ir al maravilloso mundo donde los corazones pueden ser regalados. No te preocupes, no dolerá, está todo controlado.

¿Sabes qué? De esta forma, cada vez que vayas a amar, sentir, soñar, creer y reír con el corazón, notarás que siempre estaremos unidas, solamente tienes que cerrar los ojos y colocar la mano sobre tu pecho, ahí estaré.

Feliz día de la madre, este es mi regalo, espero que te guste, te quiero mamá.

Hay una mancha de sangre al final de la carta.

2015

20 mar 2019

Breathe

Sinopsis oficial

Pelusa, un pájaro del club prohibido de los pornománticos, va en busca de su alpiste preferido a una ciudad llamada Aurora Boreal. Pero un vendedor de remolachas, un bordillo gigante y un obseso de la mitosis, dificultarán su camino y le harán ver el verdadero sentido de la vida, ayudada todo el camino por una taza de té parlante llamada Equilibrio.

Advertencia

El contenido que usted está a punto de leer carece completamente de sentido semántico, pragmático y sintáctico en su totalidad, si usted espera recibir alguna enseñanza o nutrirse de algo que las siguientes líneas puedan aportarle, ahora es su momento de cerrar el libro y dejar de leer, y si lo hace y no queda conforme, no dude pedir la susodicha reclamación de tiempo y dinero al autor, le será devuelta de inmediato. Gracias por su comprensión.

BREATHE

Parte 1/5

Una bonita mañana, el sol radiaba en el pueblo de Sol Matinal, un pequeño pueblo donde no había casas sino nidos, donde no vivían humanos sino pájaros, donde no usaban palas sino picos.

Pelusa, uno de los dos hijos del alcalde del pueblo, Palomón, se despierta a golpe de despertador, dejando plumas por todo su cuarto por el susto. Ese día le tocaba reunión, reunión en un club al que todos catalogaban como prohibido, ya que nadie sabía el nombre del club ni que tramaban.

Parte 2/5

Con mucha rapidez y esmero, Pelusa se acicala, peina sus alas y se prepara para salir. Llegaba tarde, por lo que llevaba bastante velocidad. Al rato, llegó a un nido gigante dónde había un loro guardián en la entrada que le pedía la contraseña para entrar: pornománticos.

Pelusa entra y toma asiento, ya todos habían comenzado por lo que le cuesta coger el hilo de la situación; al parecer, se había acabado los suministros de alpiste de moras del pueblo, el cual era el preferido de Pelusa. Tras la charla y deliberar sobre quién irá a traer alpiste a las afueras del pueblo, éste se ofrece voluntario y emprende un largo viaje para poder alimentar a sus vecinos cercanos y lejanos.

Parte 3/5

Pelusa prepara su maleta y parte en búsqueda del alpiste de moras. Su destino era Aurora Boreal, una ciudad a unas horas de su hogar.

A pesar de ser un ave, éste no podía volar, por lo que todo el camino lo tuvo que hacer a pie. En mitad del camino se encontró con un vendedor ambulante, con su puesto de remolachas, el cual con sus dotes de persuasión se las intentó vender a Pelusa, ya que le comentó que sabían igual que el alpiste de moras y tenía más propiedades, pero la lealtad y perseverancia del pequeño pájaro le hizo poder evadir aquel vendedor.

Parte 4/5

Dejando atrás la llanura y al vendedor ambulante, Pelusa se topó con una zona rocosa y escarpada. No tuvo ningún problema por escalar las zonas bajas y llenas de rocas, hasta que llegó a una zona alta y lisa, como si se tratase de un bordillo gigante. Éste, no tuvo más remedio alguno que hacer enormes esfuerzos para agitar sus alas y realizar un pequeño vuelo, al menos, hasta la parte superior del bordillo.

Y así fue, el pájaro sacó todas sus fuerzas y a duras penas pudo llegar arriba, pero claro, alguien le esperaba allí en la superficie; una cacatúa la cual quería utilizar a Pelusa para realizar sus experimentos sobre la mitosis. El pequeño pájaro tuvo que sacar toda su valentía para noquear a aquel obseso y poder escapar de allí.

Ya después de todo esto, se adentró en un profundo bosque, el cual si lo conseguía atravesar, habría llegado a su destino.

Parte 5/5

Ya dentro del bosque, numerosos peligros y amenazas pusieron su vida en peligro; se enfrentó a numerosos reptiles y roedores, atravesó aguas con mucha corriente, trepó varios árboles y fue secuestrado durante un rato por un grupo de monos que querían realizar un ritual para sacrificar al pobre pájaro, que por suerte, y sin perder la calma, logró escapar.

Y allí estaba, la prueba final para el dos alas; un enorme precipicio, con una gran separación al otro lado, y una muerte segura al caer en él. Era la salida del bosque, pero... ¿qué era lo único que podría hacer el pobre animal? Exacto, volar.

Miró en su mochila, pero nada útil había, así que la dejó a un lado desolado. Al instante, una taza de té salió de su mochila, la cual dijo que se llamaba Equilibrio, que la había ayudado durante todo el camino, y le dijo que si confiaba en ella y en él mismo, podría alzar las alas al vuelvo y alcanzar el otro lado, que aquel precipicio le enseñaría a volar y todo lo que ha conseguido en el viaje era la mayor recompensa que el más delicioso y nutritivo de los alpistes.

Tal y como dijo, elevó sus alas, que se volvieron rojas por el color del sol al atardecer, cual Fénix en llamas, y llegó hasta el otro lado, viendo desde el vuelo su destino, o mejor dicho, su trofeo.

2013

8 mar 2019

Entre tres paredes y nueve barrotes

Igual de culpable es usted al leer esto que yo al escribirlo. O quizá igual de inocente es mi puñal que lo escribe que sus ojos que lo contemplan. A decir verdad, no puedo asegurarme en qué manos estará esto ahora, ni si será demasiado tarde o demasiado temprano; si mi juicio habrá sido pasado ya o será gratamente futuro aún, venidero o pretérito. No, a decir verdad no puedo estar seguro de nada de ello, quizá incluso estos trozos de pulpa de celulosa sucios y gastados de bordes afilados llamados hojas de papel acaben en la más sucia, ingente y putrefacta de las basuras, la madre de las basuras, aquella que emane ratas de cloaca por su útero materno, donde nadie jamás de los jamases se atrevería a ir, y aquel osado que se atreviese a ello, sería con un pretexto distinto al de encontrar cinco hojas de papel en medio de toneladas de inmundicia. Es por ello que mi lado más pesimista y desesperanzado diría que estoy acabado, sin modo de escapar ni un lugar al que ir en caso de que lo lograse, entre la espada y la pared, o peor aún, entre la espada y otra espada, e incluso muchísimo peor, entre tres paredes y nueve barrotes. Tres paredes de ladrillos, ladrillos plomizos y sombríos, dos mil setecientos cuatro en cada pared lateral y tres mil seiscientos noventa y dos en la pared del fondo, en total nueve mil cien ladrillos a mi alrededor, o eso creo, ya que solamente los he contado una vez y puedo asegurar que he visto mejores distracciones, y nueve barrotes de hierro, siete de ellos relucientes y dos oxidados, totalmente inquebrantables e inaccesibles. Pero no es ese mi lado quien está escribiendo, sino mi lado más optimista y confiado, el que quiere salir de aquí y poder volver a respirar aire puro y no roñoso, ver personas felices y no presidiarios, sentir la vida estando vivo, porque estar aquí es paralelo a estar muerto.

Cada día que pasa es un vestigio del día anterior y un simple presagio del posterior, pierdo la noción del tiempo simple y llanamente porque aquí no fluye el tiempo ni tan siquiera existe como tal, todo es eterno y sin fin, todo menos mi celda. Los meses se congelan, las semanas son ilimitadas, los días inagotables, las horas imposibles de calcular, los minutos nunca caducan y cada segundo que paso es una perpetuidad de sufrimiento, como si taladrasen mis uñas, oprimiesen las cuencas de mis ojos, sacasen mis muelas a la fuerza, raspasen mi lengua, azotasen mi espalda y cociesen mis órganos, todo a la vez metido en una coctelera, una completa espiral de angustia. Sé que las espirales tienen un final, pero no si éstas comienzan a girar a una velocidad mayor a la tuya, como si estuvieses en un laberinto circular, del que por mucho que camines (y digo caminar refiriéndome a lo único que podría hacerse en un laberinto), acabarás volviendo una y otra vez al punto de comienzo.

No he conocido a nadie, al menos no a nadie del que me sepa (o recuerde) su nombre, es como vivir entre cientos de maniquís rotos y enfermizos, manchados de culpa y de crímenes a sus espaldas, con un pasado no más oscuro que el futuro que les depara, tan oscuro como sus celdas, tanto de día como de noche, aquí no distinguimos entre ambos e incluso pongo la mano en el fuego en que algunos ni recuerdan lo que son, ni tampoco recuerdan lo que es el sol y la luna (puestos en minúsculas para restarles importancia), ni las flores y los farolillos, lo que es un prado luminoso ni una noche estrellada, un campo sosegado ni una ciudad viva, definitivamente ya no lo saben. Y no sólo hablo de los presos, a los que antes califiqué con bastante agudeza como 'maniquís rotos', sino que tampoco conozco a los guardias ni a los de vigilancia, a los que yo llamo robots de carne y hueso, sólo hacen su cometido, agachan su cabeza frente a sus superiores pero demuestran gran valentía con los presos, tratándolos como trapos y deshechos, y eso es porque son más libres aquí que fuera de las prisiones. En la vida real, ni sus mujeres los echan de menos en sus camas ni sus hijos en sus alcobas, simples don nadies que merecen una noche en las duchas frías junto a sus vejados presidiarios. Estoy muerto aquí por el simple hecho de que no estoy vivo para nadie, mi presencia es nula, soy huraño, asocial, esquivo todo tipo de contacto hueco o presencia fatua que se aproxime a mí, procuro que mi cordura vaya siempre de mi mano, que mi cuerpo se mantenga en pie el mayor tiempo posible y que mi cabeza no salga de la celda si no salgo yo también de ella, tapo mi boca cada vez que tengo un ataque de ira en el que sólo me sale gritar que me saquen, que me liberen, no quiero que las paredes me absorban, que no aguanto más, que me siento totalmente aislado y que no merezco estar aquí.

Siempre me gustaron los animales, pero ahora no sé que pensar sobre ellos, no los diferencio bien, me explico; si os pregunto y os hago pensar en los tres seres vivos más repugnantes, desagradables y repulsivos, seguramente responderíais los tres que mencionaré en los siguientes tres párrafos, que a pesar de que ni yo pueda decir que su estancia conmigo sean del todo agradables aquí, he de admitir que son lo más cercano a las palabras 'amigo' y 'supervivencia', lo único suculento de mi estancia y permanencia en este funesto lugar, pero la verdadera respuesta, la que diría yo y posiblemente alguien de mi misma condición también, la mencionaré ya en el cuarto párrafo de distancia.

Las moscas, ya las nombró Antonio Machado, por lo que mi última intención es hacerle sombra ni manchar mi nombre al permitirme, bajo el nombre de 'Anónimo Manchado', hablar de ellas también. Catalogadas por el antes mencionado como golosas, vulgares, voraces, pertinaces, perseguidas, pequeñitas, revoltosas y viejas. Aguardan diligentes mi trance, revolotean a mi alrededor, soy yo su futura comida que buscan, sus zumbidos piden que muera, que yo muera, que me quede con las cuencas de los ojos vacías para que ellas puedan alojarse en mi concavidad ocular y depositar sus miles y miles de huevos. Ansían mis desechos, como si de un exquisito y lujoso banquete se tratase. Holometábolos, dípteros, no recuerdo cuando aprendí esas palabras pero creo que se asocian a éstas. Hay una en cada silencio de la celda, imposibles de alcanzar, imposibles de ver e imposibles de aniquilar, seres imposibles en general. Son las que más me anhelan, las que claramente me dan señales de que la única forma en la que no debo permanecer aquí, es con vida.

Las cucarachas, quizá lo menos asqueroso de ellas sea su nombre, y aún así, me da escalofríos decirlo e incluso escribirlo, así que no volveré a mencionarlo. Son moscas grandes y sin alas, bueno, o eso creía yo hasta llegar aquí. Paso noches en vela masacrando el mayor número de ellas posible, recuerdo una noche que ese número superó los sesenta, desde entonces hay muchas menos. No puedo dejar migas de pan al descubierto, ni nada que emane algún olor levemente fuerte, e incluso, ha habido ocasiones de tanta escasez que ellas mismas han servido como plato, y no, no dejé ni una miga de pata, para que no viniesen más.

Las ratas, la cúspide de los roedores, puedo oír que en algunas otras celdas ya se han hecho amigos de pequeños e inofensivos ratoncitos, pero aquí sólo han llegado ratas, ladronas y embusteras, portadoras de la peste, he sufrido noches de delirio, fiebre alta, sarpullidos y picores extremos por culpa de éstas, por culpa de hacerme amigo de la más vil y mezquina de todas ellas, de haber desperdiciado el último trozo de tórax de aquella descomunal cucaracha para dárselo de comer, caso error. Sucias omnívoras, burdas, ordinarias, groseras, desagradecidas y bastas, son aquellas que más contaminan mi inmunda estancia. En las películas suelen aparecer bonitas princesas y lindas mujeres que acompañan a su leal príncipe protagonista en sus fortunas y desdichas. Yo, desgraciadamente, me enamoré de una rata.

Las personas, hombres y mujeres, niños y niñas, jóvenes y ancianos, niños y adultos, adolescentes y desamparados, todos y cada uno de ellos son el peor excremento que la madre naturaleza haya podido evacuar. Es por ellos y su propia culpa que me han encerrado aquí, que permanezco aún, que no tenga intención de salir, que me traten de tal manera, que todo vaya tan mal y que esté sucio, desnutrido, congelado y con mucho miedo, yo no les he hecho nada, es más, nunca he hecho nada excesivamente malo más que escribir y publicar, pensar y opinar, juzgar y denunciar, simplemente eso, y he sido pagado de vuelta con una moneda que no me corresponde, que no se ajusta a aquello que merezco. No culpo al ser humano de ser como soy, sino de no dejarme ser totalmente libre de la manera que quiero ser, de ser señalado por cada movimiento que ejecute y achacado por toda palabra que escriba o salga de mi boca.

Son muerte, hambre, enfermedad y opresión las que resumen los anteriores cuatro párrafos respectivamente, y las palabras que también resumen lo que día a día vivo aquí.

Solía arañar las paredes, sin cesar, como un perro que busca un hueso entre la tierra, deseoso, anhelante, hasta quedarme sin uñas y con las manos ensangrentadas, con costras en la piel debajo de las uñas y sangre seca incluso en el eponiquio, los dedos negros y magullados, las manos con pulso acelerado y los brazos temblorosos, como si ambas extremidades hubiesen cobrado vida, y a decir verdad, no sé cómo puedo estar escribiendo esto con tan buena caligrafía. Ahora ya no suelo hacerlo, he encontrado una mejor forma de escribir humildes poemas en los ladrillos de la pared, usando una pequeña barra metálica, patas de araña y restos de comida sin olor, y ahora que lo he mencionado dos veces... una vez me comí una araña que sabía a maíz. Poemas de exilio, de socorro y ayuda, de angustia, de soledad, de vacío, de escombros, escoria, derribo, inquietud, desasosiego, alboroto, sangre, estirpe, extravío, desorientación, confusión, presidio, grafía, suciedad, impureza, obscenidad, bulimia, tinieblas, penumbra, pavor, turbación, semblante, faz, tumulto, antro, odio y amor. En ellos se observan los distintos colores de mi sangre, por las paredes, ya sea por el tipo de herida, la forma con la que se secó o el tiempo que lleva, toda una gama de colores comprendidos entre el rojo rubí hasta el negro hollín. También se refleja en los poemas mi evolución, desde que entré aquí, formal, con buenos modales, pulcro, silencioso, como si estuviese de visita en un museo en el que tú mismo eres la obra de arte que capta más la atención hasta el día de hoy, informal, desabrochado, pérfidos modales, lleno de suciedad hasta el alma, ruidoso, estresado, angustiado, como si llevase medio siglo observando un cuadro de museo que me horrorizó desde el primer segundo, con la mirada clavada, sin poder mirar nada más. En resumidas palabras, esa es metafóricamente mi vida y mis días en prisión.

Cada día, arropado por un trozo de cartón manchado de urina, despierto en el centro del suelo de mi celda, bueno, al menos los días que duermo, que no son muchos a decir verdad, con los ojos rojos, llenos de venas cual trepadoras ensangrentadas en el muro de mis ojos, los lagrimales tan resecos que he llegado a tener costras similares (tanto en tamaño como en color y apariencia) a las pasas, el pelo mugriento, los oídos taponados, mis labios resquebrajados y los huesos como glaciales. Los días pares toca ducharse, a manguera helada, todos en colectivo, desnudos y congelados. Intento no fijar la mirada en ningún otro preso, son inexistentes para mí, es por ello que también lo soy yo para ellos, siendo ésta la única manera de permanecer de una sola pieza aquí. Recuerdo que a un soplón que fue cazado, mientras los guardias se fueron de las duchas, le introdujeron una manguera metálica por el recto y otra por la boca, censurando lo que posteriormente ocurrió ya que no quise ser cómplice ni partícipe de ello, no más. También somos llevados al patio, donde prácticamente sólo hay trapicheo, tipos musculados y peleas, muchas peleas. Yo prefiero permanecer en mi celda, ya que afortunadamente, nos permiten esa opción, siendo esto lo único positivo que habré escrito en tantas líneas. Los días impares somos seleccionados siete de nosotros para limpiar todo el establecimiento durante 12 horas seguidas, con un simple y momentáneo descanso en el ecuador del trabajo. A mí de momento sólo me ha tocado una vez, y espero no tener que volver a hacerlo durante un largo periodo de tiempo. Diariamente revisan la celda de un preso aleatorio, la mía fue revisada ayer, ya que puede que mi estancia aquí acabe pronto; primero esparcieron vómito y arena para animales por las paredes en las que escribí mis poemas y me hicieron limpiarlo todo, mientras me pataleaban, insultaban y escupían, decían que yo era un psicópata, un mal nacido, que todo lo que yo estaba pasando era más comparable al Cielo que al Infierno acorde a lo que me merecía. Aún hoy huele a vómito mi celda. Si de verdad yo mereciese todo esto, no estaría escribiendo con tal hermosa y cuidada escritura, sino que estaría lamentándome, por todo lo sucedido, por lo que he hecho y no he hecho, por lo que he cometido y lo que no, pero no es este el caso, aún tengo esperanzas, esperanzas de volver a ver un rayo de sol, esperanzas de que esta sea la bala de cañón que destruya el muro que me impide volver a la libertad.

Hay dos elementos que aún no he mencionado, quizá porque he querido dejarlos para el final o bien porque se me habían olvidado, a su elección, y son el suelo y el techo. No los incluyo en el número de paredes, no son paredes, tienen vida, tienen un significado, pero a veces, siento como que ninguno de ellos existe, que se evaporan por culpa de mi ardiente necesidad de salir de aquí. A veces trato de no mirarlos, me elevo en alguna superficie alta para no estar en contacto con el suelo pero no demasiado para no alcanzar el techo. Son los que gobiernan, los que dirigen, los que marcan las pautas, delimitan el inicio y el fin, la superficie por la que la flor empieza a crecer en el exterior y el punto máximo hasta donde puede crecer, un principio y un final.

El suelo es diferente al resto, es liso y polvoroso, al andar sobre él descalzo, dejo la marca de la planta de mis pies, ¿o es quizás esa marca el trozo de polvo que al suelo le robo? Todo un rompecabezas, ¿se adhiere el polvo a la planta de mis pies o la planta del pie succiona la cantidad de polvo acorde a la silueta que deja al andar? Quizá otro día trate de averiguarlo. Cuando realizo mucho movimiento sobre el suelo, todo el polvo se levanta como si fuese una tormenta de arena, haciendo imposible la visión de mi celda durante ese instante, tal vez podría beneficiarme de ello. Como hemos dicho que el suelo simboliza el inicio, probablemente lo mejor sea que os cuente desde el principio, la razón por la cual estoy aquí. No recuerdo exactamente la fecha, ya que llevo bastante tiempo aquí, pero sé que era fin de semana y estaba tumbado en el sofá. Mi mujer y mi hijo habían salido, pero era tarde y aún no habían vuelto, por lo que realicé varias llamadas al móvil de mi mujer, no obtuve respuesta alguna, su móvil estaba apagado. Era un tiempo muy feliz para mí, hacía poco más de dos semanas que había publicado mi última novela, de la cual no voy a volver a nombrar el título, ya todos la conocen, y su éxito en ventas había sido descomunal, una gran millonada de ventas, todo el dinero que necesitaba para ser feliz hasta que muriese y poder heredarlo unas tres o cuatro descendencias mías estaba a la vuelta de la esquina. Mal día escogí para ver las noticias, mi novela era, como podéis deducir con este escrito, una novela de terror, misterio y asesinatos, muchos homicidios. Mi nombre estaba en toda la prensa e informativos, tanto en televisión como en la radio, pero pasé de un segundo a otro de ser un exitoso escritor a un fracasado criminal. No me preguntéis quién ni por qué, pues no lo sé, pero todos aquellos asesinatos que yo mismo cometí con mi pluma de escritura, fueron cometidos exactamente igual que en mis párrafos, pero con un cuchillo de carnicero y tinta roja en este caso. Para colmo, por si fuera poco, mi mujer e hijo habían sido secuestrados y se encontraban en paradero desconocido, tal y como les ocurre a la mujer e hijo del protagonista de mi obra. No hay poema que haya escrito en las paredes de la celda que describa cómo se quedó mi cara en ese momento. Poco tardaron la policía y una gran masa de prensa (rosa y de todos los colores) en derribar la puerta de mi casa, destrozar todo mi inmueble y, entre golpes e insultos, arrestarme por haber cometido todos esos crímenes, haber asesinado a mi esposa y mi hijo y haberme deshecho de sus cadáveres. Toda una locura, locura que se ha convertido en la incertidumbre que vivo aquí presente.

El techo también es diferente al resto, tiene tramas y líneas uniformes, no acumula nada de polvo, sino humedad, verdín y moho. Muchas veces me quedo tumbado mirando hacia arriba, proyectando mi mirada a todas esas líneas, para desvelar si forman un dibujo o mensaje o es sólo imaginación mía. Si permanezco mucho rato mirándolo fijamente sin pestañear, puedo observar que de manera lenta y paulatinamente, el techo empieza a bajar, a caer, a humillarse ante mi mirada, pero cuando vuelvo a pestañear, regresa a su altura de partida. Hasta ahora he llegado a permanecer casi dos horas sin pestañear y con el moho del techo rozando la punta de mi nariz, una experiencia estremecedora y de éxtasis, pero mis ojos no la agradecieron mucho. No puedo subir más allá del techo, y como mencioné antes, simboliza el final, mi final, el final de mi estancia, de esta historia, de este escrito y de su lectura, cuando salga de esta celda para ser juzgado, para que decreten que he cometido nada más y nada menos que doce asesinatos, además del de mi mujer e hijo, es decir, nueve barrotes más tres paredes y además el suelo y el techo. ¿Y qué soy yo entonces? Si potestad no tengo de poder exculparme, si no pertenezco a esta celda, sino que esta celda, pertenece a mí.

Yo soy la flor, que crece en el suelo de la celda y que delimita con el techo de ésta, mis raíces son mi vida pasada, mi testimonio, mi única coartada hacia la libertad, mis hojas son todo lo que he aprendido aquí y me ha ayudado a sobrevivir, y de mí depende que mis pétalos vuelvan a lucir coloridos o que se sequen y caigan. Creo no haberlo mencionado antes en las previas cuatro hojas, pero quizá si es usted un lector sabio y hábil, seguramente haya intuido que la cadena perpetua no es la condena que me han precisado, sino algo mucho peor, más directo y vigente, pero a la vez, más injusto para mí, mi ejecución, sacrificio, muerte... A decir verdad, y a un sólo día de margen de que se produzca, aún no sé cómo será, si con gas venenoso, en la silla eléctrica o siendo desmembrado, inagotables posibilidades de que mi historia ponga punto final en un capítulo que, a mi juicio, aún no es el último. Estoy muy lejos del epílogo, bastante lejos, por lo que debo luchar. Cuando me comunicaron lo de mi ejecución, no sabía qué decir, me sentía tan inofensivo, tan vulnerable al ver cómo terceras personas decidían sobre mi futuro, al igual que deben sentir los personajes de mis novelas cuando yo, el narrador, marco sus destinos a golpe de pluma. He intentando por todos los medios que no se produzca esa ejecución, he dicho la palabra 'inocente' en todos los idiomas posibles y aún así sigo sin ser escuchado, sin ser entendido y ni tan siquiera mirado, ninguna de mis grandes fortunas pueden cubrir una condena de muerte, dando a entender con esto, que el precio de una vida humana no puede ser calculado con el dinero, pues no hay cifra que lo alcance, pero que la muerte de una tiene el mismo valor que la ejecución de otra, ojo por ojo, diente por diente, novela por novela. Hoy no han venido en todo el día a mi celda, han decidido dejarme solo en mi último día de vida, para que prepare mi cuerpo y mentalice a mi alma sobre lo que me harán mañana. Aún no se han encontrado los supuestos cadáveres de mi mujer e hijo, por lo que quizá siguen merodeando vivos por ahí o secuestrados por algún sucio impostor.

Me vuelvo a dirigir hacia usted, lector, con toda la esperanza y tinta que me queda, para comunicarle mi más sincera gratitud y agradecimiento por haber llegado a este extremo de la lectura, por haberme dado esta oportunidad de reflectar mis ruinas, infamias, estragos y dolencias en sus ojos, y espero, francamente, que también en su conciencia. Soy yo el único que conoce mi novela, pues de mi imaginación, experiencia y cabeza vino, y sé muy bien cómo desentrañar todo este revuelo. También sé, a ciencia cierta, que mi amada y pequeño hijo siguen vivos, que están amordazados y que no les queda mucho, y que si usted, tras leer esto, no me salva, estará matándolos a ambos, incluso a mí. No pretendo, ni mucho menos, someterle todo el cargo de culpa y conciencia al leer esto, sólo es cuestión de encomendarle una misión, la misión de hacer justicia, de correr por los pasillos y escaleras de esta prisión y buscar la sala en la cual darán mi veredicto mortal y gritar, gritar muy alto, y usar estas pruebas que le estoy dejando, como la llave de mi albedrío, ya que quizá no de mí, pero estoy seguro que de unas manos limpias como las suyas, aceptarán leer estas páginas.

Anoche vinieron a mi celda unos señores, vestidos de superioridad y arrogancia, y me hablaron de mi final, de que ya no había vuelta atrás, me resumieron palabra a palabra todo lo ocurrido y el hecho por el que era condenado, me hicieron firmar papeles que al principio rehusé leer, pero comprendí que no tenía más remedio que hacerlo, me preguntaron infinidad de cosas, sobre mi vida, o al menos lo que yo antes llamaba vida, sobre mi familia, mis amigos, mi trabajo, mis novelas, mi salud, mis proyectos, etc... pero no se pararon en pensar ni meditar que cada palabra que me obligaban a decir era un punzante pinchazo más a mi ser.

Antes de ejecutarme, me preguntaron que cuáles serían mis últimas palabras, y yo, siendo sólo culpable de mis letras, y como escritor empedernido que soy, me expreso mejor de manera escrita, y sólo de esa manera podría convencer al mundo de que mi acusación es falsa, por lo que pedí no más de cinco hojas de papel y la tinta suficiente que cupiese en ellas.

2014